domingo, 22 de febrero de 2015

Las mil vidas de Felipon

De símbolo a símbolo


La primera vez que vi en persona a Felipe fue en un campus del Estudiantes. Yo tendría once o doce años y Felipe se pasó por el campus, juraría que estaba en Pozuelo, a firmarnos unas gorras y demás historias. Después de aquello, tardaría muy poco en cambiar de acera y fichar por el Real Madrid como tantos habían hecho antes y como tantos han hecho después. Empiezo contando esto porque me parece un punto importante en la historia de Felipe Reyes. De ser símbolo en el Estudiantes a ser símbolo en el Real Madrid. Habla esto muy bien de su capacidad de adaptación a las situaciones que se le van presentando. Una capacidad que ha exhibido durante toda su etapa en el Real Madrid. Mientras el club buscaba recuperar la gloria extraviada en años de sequía, Felipe se iba erigiendo capitán del barco. Han pasado entrenadores, algunos afines y otros no, y jugadores que en teoría se lo iban a comer pero al final ha sido Felipe el que siempre ha sobrevivido. 

El rebote tiene nombre y apellidos

Felipe Reyes Cabanas, desde Córdoba (1980). Y este del rebote no es un tema baladí. El baloncesto de hoy, muy proclive al dominio de los jugadores más poderosos físicamente, guarda en el pivot del Real Madrid un último reducto para los románticos. Los 204 centímetros que marcan su ficha quedan algo cortos al lado de los gigantes que se pasean por las zonas de todas las canchas del mundo. Pero a Felipe le bastan y le sobran. Entre nosotros, pondría la mano en el fuego porque Felipe atraparía rechaces midiendo 1.80. Hay veces que parece que tenga imán en las manos. Pero como aun eso no se ha demostrado, hablaremos de lo que tenemos sobradamente comprobado. Instintos, colocación, anticipación y huevos. Esa es la receta que utiliza Felipe en todos los partidos.   

Aquí una pequeña muestra:


Habiendo visto tal exhibición de fuerza e inteligencia, ¿Quién no iría a la guerra con Felipe? 

Su mayor progreso

El tiro sin lugar a dudas. Recuerdo haber sufrido mucho viendo a Felipe Reyes en la línea de tiros libres. En realidad cuando uno crece siendo seguidor del Estudiantes sufre por todo, pero muchas veces había que celebrar que metiera uno de los dos. Ni hablemos de cuando metía un tiro desde cinco o seis metros. Aquello parecía un milagro. Su hábitat natural era la pintura, y tenía alergia a salir de ella. Años después todo ha cambiado. Felipe es un seguro de vida desde la línea de tiros libres y su rango de juego ha aumentado hasta llegar a ser una amenaza incluso desde el triple (sobre todo en la época Messina y posterior). No es por supuesto producto de la casualidad. Adivino, porque no puedo confirmar, largas jornadas puliendo su técnica y su rango de tiro hasta dar como resultado el Felipe Reyes que llevamos viendo y disfrutando unos años.

Aquí un video de Tubasket en el que Felipe explica su mejora en el tiro lejano:


Orenga, se lo que hiciste el último verano

El Mundial de España 2014 será recordado para siempre por los seguidores al baloncesto español. El varapalo terrible que sufrió la mejor selección de nuestra historia dejo algunas maravillosas y tristes historias. Y quiero rescatar una. La infrautilización de Felipe Reyes por parte de Orenga. En el cúmulo de despropósitos que nos brindó nuestro querido ex seleccionador ese fue el que más llamó la atención. Obviando su facilidad innata para el rebote, su excelente conexión con el público y su liderazgo en el vestuario, Orenga se olvidó de él incluso en los momentos que parecían escritos para el cordobés. Con Francia dominando el rebote de cabo a rabo y con el público de Madrid más dormido que despierto, el seleccionador no tuvo a bien ni siquiera darle la oportunidad de participar en el juego. Francia reventó en el rebote a España y la historia del resultado ya la conocemos. Cosas que pasan y que nunca debieron de pasar. Orenga dio por muerto a Felipe. Y Felipe sigue demostrando que está muy vivo. Más que nunca.