viernes, 28 de agosto de 2015

Un reto de grandes dimensiones

Afronta España en el Eurobasket un reto de dimensiones considerables. Solo hace falta ver la convocatoria definitiva emitida por Sergio Scariolo para darse cuenta. Los pivots Marc Gasol y Serge Ibaka, los bases Ricky Rubio y José Manuel Calderón y el escolta Juan Carlos Navarro son algunos componentes de la columna vertebral de la selección española en los últimos años. Cuando España salte a la cancha para enfrentar a Serbia el día 5 de septiembre ninguno de los mencionados estará allí. Bajas que cambian un equipo. Pero, ¿Cambian el objetivo? Más tarde volveré a esta cuestión.

La lista de ausencias provoca un efecto dominó en lo que a responsabilidades dentro del equipo se refiere. Obviamente Pau Gasol seguirá siendo el faro alrededor del cual el equipo gire. Importante su presencia por el compromiso que demuestra. Tiene 35 años y su carrera con la selección más que hecha. Podría hacer lo que le diera la gana y nadie debería criticarlo. Decide y va con la selección a pesar de que probablemente y aparte del Eurobasket y la clasificación para los Juegos, en septiembre también se juegue su crédito por ser prácticamente la única referencia del equipo (aunque debería tenerlo absolutamente a salvo).

Imagen vía COE
Con las bajas ya mencionadas, el bloque de los jugadores del Real Madrid en la selección (Llull, Rudy, Felipe y Chacho) debe dar un par de pasos adelante en todos los sentidos. Otra vez saludos a Orenga por el tema Felipe Reyes. Después, aparecen un par de jugadores que han entrado en las convocatorias definitivas con cierta asiduidad en los últimos años (Claver y San Emeterio) pero que tenían un protagonismo mínimo. Ellos también deben responder. Luego están Guillem Vives, Willy Hernangómez y Pablo Aguilar. ¿Qué papel van a jugar dentro de la selección? Parece que mínimo y tal vez es mejor que sea así. Dejo a Nikola Mirotic para nombrarlo el último porque tengo serias dudas de cómo va a responder. El chico es muy bueno pero tengo mis dudas de que vaya a encontrar su sitio ideal en el esquema de Scariolo. Veremos, porque al final, los buenos son buenos y no hay más que hablar. Un Mirotic entonado en el Eurobasket daría otra dimensión a España.  

La segunda dificultad para España proviene de los rivales a los que se va a tener que enfrentar en el Eurobasket, ya desde la primera fase. El equipo de Scariolo comparte grupo con Islandia, Alemania, Italia, Serbia y Turquía. Una vez descartada a Islandia (sería más que un milagro que tuviera la más mínima oportunidad), quedan cuatro puestos para cinco equipos. Echemos un vistazo. Alemania con Schroeder- Nowitzki- Pleiss. Italia con Gallinari- Datome- Bargnani- Belinelli o Aradori (que me expliquen el motivo de la pasta a la que se paga su triunfo). Serbia con Teodosic- Bjelica- Bogdanovic- Raduljica. Y Turquía con Ilyasova y con una lista de jóvenes jugadores que siempre dan que hablar. Exigencia máxima desde el primer día que enlaza con el siguiente tema a tratar.



¿Cómo llega España a la cita? ¿Tú lo sabes? Yo no tengo ni idea. España ha sufrido en la preparación para ganar contra Venezuela (el partido más útil hasta ahora) y ha  vapuleado por ejemplo a Macedonia. ¿Qué nos indica esto? Nada. El combinado nacional ha vuelto a recorrer España de punta a punta, se supone que con la intención de afinar su puesta punto. Ya. Contra Venezuela y Macedonia. Y sin salir del país a probar un mínimo ambiente hostil o un arbitraje  al menos dudoso.  No me extenderé mucho en este tema porque hay algún muy buen artículo sobre la Ruta Ñ con el que estoy muy de acuerdo y que lo explica mucho mejor de lo que yo podría hacerlo. Este por ejemplo:   https://zaidarena.wordpress.com/2015/08/10/enepolleces-2015/

Pero, ¿Qué le vamos a pedir a España? Y sobre todo ¿Está acorde lo que le vamos a pedir con lo que puede dar? ¿Dónde estará en esta ocasión la estrecha línea que separa el éxito del fracaso? España se sitúa segundo favorito al oro en las apuestas detrás de Francia. Teniendo en cuenta las innumerables ausencias, deberíamos de recibir esto como un enorme halago. La gente confía en el equipo y viendo la trayectoria de la selección tal vez deberíamos hacerlo todos. A España, los aficionados, le pediremos al menos la presencia en la final del día 20 porque somos así, de naturaleza inconformistas con lo que no depende de nosotros. Esa es la última y más grande dificultad: contentar al aficionado. Personalmente y viendo todas las dificultades arriba mencionadas (bajas, rivales, tal vez escasa preparación), no estoy listo para decir que si el equipo de Scariolo no gana una medalla el campeonato sea un fracaso. Creo que lo que si se debe pedir es asegurar el Preolímpico (del 3º al 7º clasificado en el Eurobasket acudirán) y a partir de ahí soñar. España, sin duda, enfrenta ante su mayor reto de los últimos años.


Como siempre, el tiempo dirá. Del 5 al 20 (esperemos seguir  en competición a esas alturas) de septiembre encontraremos todas las respuestas a tantas preguntas entorno a la selección. Solo hay que esperar.          

domingo, 2 de agosto de 2015

Difícil de entender

Bueno, realmente este chico no era el mejor. No era el que más anotaba (salvo excepciones de tronío como aquel magnífico partido en el Staples), no era el que más asistía, no era seguramente el mejor líder dentro del vestuario, ni el mejor defensor del mundo. Pero no lo necesitaba. Y eso es lo mejor que puedo decir de él. Era especial por sí solo. Por su historia, por sus dificultades y sus excentricidades. También por sus locuras. Le amabas o le odiabas y yo, lo reconozco, estaba en el primer grupo porque la historia de Gilbert Arenas es pura inspiración, aunque acabará todo lo mal que nos podemos imaginar.

Me da pena entrar con la curiosidad de un adolescente en la ficha de Gilbert Arenas y ver la edad que tiene. 33 años cumplidos en enero. Y retirado. En una NBA en la que las carreras son cada vez más longevas, Gilbert Arenas lleva sin jugar para un equipo de la mejor liga del mundo desde el año 2012, cuando tuvo un corto escarceo con Memphis Grizzlies. Fue su último equipo NBA antes de probar suerte en un baloncesto al alza pero que sin duda parecía quedarse corto para sus cualidades como jugador, el baloncesto chino. Poco duro la aventura. Retirada definitiva y final a una historia de amor, la de Arenas con el baloncesto, que sobrevivía a duras penas y maltrecha desde hace años.

Hay tantas cosas que contar de la vida y obra de Gilbert Arenas que uno tiene serias dificultades a la hora de empezar. Merece la pena hacerlo por la tristeza del final, la que empezó con el desmoronamiento de su rodilla y que tuvo como colofón su problema con las armas y un compañero de equipo, Javaris Crittenton. En la cresta de la ola de una carrera que acababa de empezar, Gilbert Arenas pasaba de jugar 74 partidos en la temporada 2006-2007 a apenas 15 en las dos temporadas siguientes. Un absoluto desastre provocado por la endeblez de las articulaciones más castigadas en el baloncesto. El principio del fin.

Sin embargo, Gilbert no había sido ni el primer jugador ni el último con problemas de rodillas. Las lesiones le habían empujado al ataúd pero nadie le había puesto clavos. Él podía luchar por salir y volver a un nivel decente como tantos jugadores que, con mayor o menor éxito, regresan a jugar en la NBA y recuperan la sonrisa con un balón de  baloncesto. El de Tampa no pudo. El mismo fue quien puso los clavos al ataúd como jugador de baloncesto. La temporada 2009-2010 iba a traer consigo uno de los episodios más graves y vergonzantes de la historia de la NBA. Un vestuario, unos compañeros, armas y deudas de juego. Crittenton perdiendo a un conocido juego de cartas, Arenas poniendo ese punto picante que a veces sobra, amenazas y encontronazo en el vestuario con armas. Un espectáculo dantesco que acabó con la reputación del base- escolta, antes de eso un tipo simpático.  

Las pistolas mejor guardadas Gilbert

El final fue tan triste y grotesco y se dilató tanto en el tiempo (2007, su primera lesión, hasta 2012 su retirada definitiva) que puede que se nos haya olvidado la calidad y el tipo de jugador del que estamos hablando. Tal vez el partido más recordado de Arenas fue una visita de su equipo, los Wizards, al Staples Center para enfrentarse con los Lakers de Kobe Bryant. 60 puntos y 8 asistencias con esos aires de suficiencia, con esa cara de “como si os queréis poner los cinco y todo el banquillo delante, la voy a meter”. Y la metía. Fue su mayor exhibición. Kobe Bryant solo podía decir esto al acabar el partido:  

"But [Arenas] individually, it's funny. He doesn't seem to have much of a conscience. I really don't think he does. Some of the shots he took tonight, you miss those, and they're just terrible shots. Awful. You make them and they're unbelievable shots. I don't get a chance to play him much, so I haven't gotten used to that mentality of just chucking it up there. He made some big ones, but I'll be ready next time."

Un jugador con la frialdad y la decisión pare desenvolverse con éxito en el clutch time. Letal desde la media y larga distancia y capaz de hacer destrozos en las defensas con su capacidad de penetrar. Un trabajador incansable, un entregado al baloncesto obsesionado con mejorar que llegaba a entrenar 10 horas al día, muchas de ellas en la cancha de su mansión.


Tres veces All- Star, tal vez no recibió el reconocimiento que merecía por ser contemporáneo de otros anotadores más salvajes como Kobe Bryant o Allen Iverson. Otra dificultad más para un hombre que tuvo que superarlas desde que era niño, cuando su madre adolescente perdió la custodia y fue su padre sin recursos el que se hizo cargo de él. Esa época de idas y venidas construyó la que es, tal vez, una de las personalidades más especiales de toda la historia de la liga.      

Las anécdotas de Gilbert Arenas son innumerables y a mi modo de ver insuperables. Excéntricas e incómodas para su condición de profesional como la de jugar partidas de poker en los descansos de los partidos. Otras que explican su dura mentalidad como la de vestir el número 0 porque su entrenador colegial le dijo que esos eran los minutos que iba a jugar (ay los entrenadores). Y otras desagradables como defecar en las zapatillas de un novato y otras inspiradoras como el proceso anterior al lanzamiento de los tiros libres.

¿Un ángel o un demonio? No sé. Al fin y al cabo alguien con una historia maravillosa y por lo leído y visto con una forma de ser arrolladora, de esas que crean filias y fobias. Alguien hecho a sí mismo que sigue dándonos noticias geniales: hace unos días saltaba a la luz que había sido expulsado de una feria por conseguir demasiados peluches. Simplemente, Gilbert Arenas. No habrá nunca nadie como el Agente Zero.