A la tercera fue la vencida y el Real Madrid se alzó
con su novena Copa de Europa de baloncesto en una noche inolvidable en el
Palacio de los Deportes.
Eso es lo primero que honra a este Real Madrid. Dos
batacazos previos no pudieron ni con la ilusión ni con el proyecto, aunque bien
es cierto que este se tambaleó en algún momento y las derrotas amenazaron por
cobrarse la cabeza de Pablo Laso. Pero aquello no ocurrió y hoy el Madrid
recoge sus frutos.
Don Pablo Laso Biurrún tiene esa pinta de tipo amable
y simpático que tan pronto puede jugar a tu favor como jugar en tu contra. No
ayuda a ello (si al ojo, que lo disfruta) el estilo de juego que el Madrid ha
desplegado desde que en 2011 llegará al banquillo blanco. Un juego desenfadado
y agresivo en el aspecto de ataque pero que en ocasiones ha adolecido de la
seriedad defensiva que requieren los grandes logros. ¿Se podía ganar así? A
estas alturas de la película la pregunta parece una inmensa gilipollez. Y lo
es. Como también lo era sin novena Copa de Europa.
No creo que exista una sola persona en el mundo del
baloncesto que no se alegre del triunfo de Pablo Laso. Me atrevo a decir que al
baloncesto europeo le iría muchísimo mejor si más entrenadores quitaran los
grilletes a sus jugadores y les dejaran jugar como ellos saben. Pablo Laso ha
recibido muchas ostias por ello pero jamás ha cambiado su estilo. Vivir y morir
con tus ideas.
Claro que, en Europa no hay plantilla comparable a
este Real Madrid. Hoy se hace difícil no empezar por un jugador como la copa de
un pino. Chapu Nocioni cambió la final e imprimió al Real Madrid el carácter necesario
para enfrentarse a un equipo que pretendía hacer de ese mismo carácter su mejor
arma. Corrió, taponó, defendió y mostró sus 35 años de veteranía aunque
pareciera que tenía 20. MVP justo y necesario.
Como justa y sobre todo necesaria fue la exhibición de
Jayce Carroll en el tercer cuarto. Tres disparos desde la larga distancia
cuando más apretaba el Olympiacos. Su temporada de altibajos llegó al Everest
cuando más se necesitaba. Como hacen los grandes.
Chacho, Rudy, Llull y Felipe. Las caras del equipo. ¿Qué
no se ha dicho de Chacho? La imaginación al poder, la sonrisa de Europa, el
atrevimiento en persona. El siguiente quizás sea el jugador más odiado y
querido (solo por su afición) del panorama europeo. Rudy despierta los
sentimientos más profundos del corazón. No contaré los que me despierta a mí
porque no viene al caso pero, los únicos jugadores capaces de eso son los
mejores. Rudy lo es. Al nivel que Rudy enciende pasiones, Llull enciende sus
motores. Nadie en Europa es capaz de frenarlo en campo abierto, tal vez alguien
le debería proponer el reto de ver si en Estados Unidos pueden. Felipe, el
emblema. Si juntan los huevos de Felipe con los de Nocioni sale una tortilla de
Record Guinness.
El juego interior ha sido el quebradero de cabeza por
excelencia de este Real Madrid, y no solo esta temporada. Un Bourousis que
desconectó del equipo hace meses, un Mejri que no destaca en Europa y al que
parece, según algunos rumores, que quieren en Cleveland (intentad no reíros) y
un Slaughter siempre cumplidor en todo aquello que no sale en la planilla al
final del partido. Ante tal panorama apareció en los últimos meses de
competición el que se suponía fichaje estrella del Real Madrid por el enorme
mundial que hizo. Gustavo Ayón. El viernes cerraba bocas (la mía incluida) con
un partido para recordar, haciendo de todo y bien.
Jonas Maciulis y K.C. Rivers. El lituano apareció
cuando menos se le esperaba. O tal vez cuando más se le esperaba por su
condición de lituano. Canastas claves, carácter y pelea en el rebote. Tres
facetas mágicas en las que se definía el partido de hoy. Y allí estuvo Jonas. K.C se ha consolidado a lo largo de la
temporada como el pegamento que todo equipo necesita. Su firma en la final la
dejo con el +20 que tuvo el equipo mientras el danzó por la cancha.
Y este (sumando a Campazzo por supuesto) es el Real
Madrid campeón de Europa. El Real Madrid que reconquista el título baloncestístico
más importante del continente después de 20 años y que además enjuaga el mal sabor de boca de las finales perdidas.
Un campeón merecido y que entra directamente en las páginas de historia doradas
del Real Madrid.
P.d.1. Felicidades a todos los madridistas y disfrutad
de lo conseguido.
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