sábado, 11 de julio de 2015

Locura y vértigo en Arizona

En una liga como la NBA, hay dos cosas muy complicadas de conquistar a nivel de equipo. La primera es conseguir que con el paso del tiempo el público te recuerde a pesar de no haber levantado el título a final de temporada y la segunda perfeccionar un estilo de juego hasta el punto emocionar y hacer vibrar al espectador. Los Phoenix Suns de Mike D´Antoni, Steve Nash y Amare Stoudamire maravillaron al mundo del baloncesto desde el primer día que se encontraron, allá por el año 2004, cuando Nash llega a Phoenix desde Dallas.  


Esta es, en cierto modo, una historia de protagonistas desacreditados y olvidados en la actualidad. Los tres actores principales de la película que nos ocupa tuvieron serios problemas una vez salieron de Phoenix, el lugar que les vio en el pleno éxtasis como jugadores y entrenador: Steve Nash tuvo problemas al alargar en exceso su carrera en Los Ángeles, Mike D´Antoni decepcionó como entrenador en sus siguientes aventuras y Amare Stoudamire, por culpa de las lesiones, perdió la alegría y electricidad en sus piernas que tan efectivo le había hecho. 


El run and gun, el corre y dispara es una ofensiva tan fácil de explicar como parece. Correr, correr y correr. Lanzar tan pronto como sea posible. Y anotar claro. Y eso fue lo que hizo Phoenix Suns desde 2004 hasta 2010. Las estadísticas son claras y hablan por  sí solas. De la temporada 2004- 2005 a la 2009-2010 solo en una de ellas Phoenix Suns no lideró la lista de equipos más anotadores. La confianza y acierto con la que desplegaban los jugadores la ofensiva de menos de siete segundos era digna de ver. Velocidad para desbordar las defensas rivales.  

Steve Nash fue sin ningún tipo de duda la pieza clave para los Suns durante estos años de locura y vértigo. Sus dos premios MVP (2005 y 2006) fueron el agradecimiento de la liga a una máxima que se perpetuó partido tras partido durante esas temporadas: daba gusto ver jugar a Steve. Su dominio del pick and roll, que con tanta maestría realizó con Amare durante las temporadas que coincidieron en Arizona, es lo primero que llamaba la atención de su juego. Los huecos imposibles que solo él veía a la hora de hacer un pase y que te hacían preguntarte: ¿Dónde narices estaba ese hueco? Pero lo verdaderamente especial es que Steve hacía que el pase sobre el que giraba la pregunta se renovara en cada ataque. Un continuo show sin final, acompañado de un tiro letal desde la larga y la media distancia que quedaba empañado por su capacidad para el pase. Una luz fija que brillaba en una época difícil para los armadores puros. 

El canadiense tuvo en su mejor socio a Amare Stoudamire, el chico que lo finalizaba todo, la bestia que hacía temblar los aros de las canchas NBA. Steve Nash le encontraba cuando ni siquiera le buscaba. El don que tienen los grandes jugadores. Amare supo aprovecharse de ello y forjo una fama de superestrella que tal vez no le pertenecía. Pero no se le puede negar a Stoudamire el hecho de que se convirtió en el mejor finalizador de la liga durante todos esos años.    

Conviene también dar su parte de crédito a un entrenador que en la actualidad carece de ello. Mike D´Antoni no ha tenido ni suerte ni acierto en los Knicks y en los Lakers, pero lo que construyó en los Suns junto con Steve Nash merece la pena ser recordado. Dio las riendas del equipo al base canadiense (el simple hecho de entregar las riendas de un equipo a un jugador no es fácil para un entrenador) y cargó las baterías de los jugadores de confianza para que cualquiera de ellos pudiera y se atreviera a tirar en situaciones cómodas. Su trabajo defensivo, como siempre, no fue el mejor pero merecía la pena ver cada jugada desde que un jugador de Phoenix cogía el rebote defensivo. Eran pequeños placeres que al final del partido te hacían sentir pleno.   

Shawn Marion, Boris Diaw, Raja Bell, Leandro Barbosa, Joe Johnson o Jason Richardson fueron algunas de las otras piezas necesarias e importantes para el éxito de los Suns de D´Antoni. Las piernas que podían seguir el ritmo impuesto por Nash y las manos que eran capaces de finalizar con acierto cualquier situación de contraataque.   


De la temporada 2003-2004 a la 2004-2005 todo cambió para los aficionados de los Suns. Tras un record de 29-53 en la 2003-2004 en la que lo único positivo fue la llegada al banquillo de D´Antoni, los Suns cosechaban más del doble de victorias yéndose hasta las 62 victorias en la 2004-2005, aprovechando la llegada de Nash, la explosión de Amare y las buenas temporadas de Joe Johnson o Shawn Marion. Phoenix tenía el campeonato de división y enfocaba los Playoffs con todas las expectativas hasta que en las finales de Conferencia se encontraban con la que iba a convertirse en su bestia negra en las siguientes temporadas, San Antonio Spurs, que acababa con las esperanzas con un contundente 4-1.

La época triunfal de la franquicia de Arizona había llegado y Phoenix Suns encaraba la temporada 2005-2006 con las expectativas por las nubes y la responsabilidad de hacerlo bien aunque ya sin la presencia de Joe Johnson. Phoenix conseguía otro título campeonato en su división y acababa con los Lakers (susto incluido) y los Clippers para plantarse en por segunda temporada consecutiva en las finales de Conferencia Oeste, esta vez para enfrentar a Dallas Mavericks. Esta vez era Dirk Nowitzki quien iba enterrar las opciones del equipo de D´Antoni.

Comenzaban las dudas. ¿Se podía levantar el título, conseguir un anillo, con el estilo de juego desenfadado que llevaba a cabo Phoenix Suns? Phoenix era el equipo más brillante de los últimos años en ataque pero el peor de la liga en defensa y eso parecía no tener solución.  

La temporada 2006-2007 ofrecía otra oportunidad al equipo de D´Antoni, pero el nudo y el desenlace fue desgraciadamente el mismo. Una buena Regular Season permitía a los Suns alzar el título de campeón de división con 61 victorias pero el destino les acabaría cruzando con los Spurs en semifinales de Conferencia Oeste. Y los Suns volvieron a recibir un gancho de derechas en el rostro por parte de Popovich y los suyos cayendo por 4-2 y dejando claro que San Antonio se había convertido en un equipo que se les daba especialmente mal.

Porque la relación Spurs- Suns no iba a concluir en ese punto. En la temporada siguiente volvían a cruzarse en Playoffs, esta vez en la primera ronda y el resultado iba a ser aún más traumático, 4-1 y la sensación de impotencia, de que no había nada que los Suns pudieran hacer para superar el escollo que San Antonio suponía cada temporada para ellos. La temporada 2007-2008 traía consigo además un sorprendente movimiento por lo que la incorporación de O´Neal, el pivot más dominante de los últimos tiempos suponía para el estilo de los Suns. 


Pero el mayor cambio en la estructura de los Suns iba a llegar en el verano de 2008. Mike D´Antoni dejaba de ser entrenador y Alvin Gentry asumía el mando. En una Conferencia Oeste cada vez más competitiva, 46 partidos ganados no iban a ser suficientes para amarrar los Playoffs. Con Gentry se perpetuaban los mismos problemas que bajo el mando de D´Antoni habían evitado un mayor éxito en Playoffs. La mala defensa hacía sombra a un ataque que seguía siendo uno de los mejores de la liga. 

Con Nash cumpliendo años irremediablemente y con Amare en problemas con las lesiones, los  Suns iban a encontrar una última oportunidad, tal vez la más inesperada, en la temporada 2009-2010, ya sin O´Neal en la plantilla. El destino les tenía reservado una pequeña venganza  frente a los Spurs en semifinales de conferencia. Un sorpresivo 4-0 les llevaba hasta las finales de conferencia por tercera vez en seis años. El rival esta vez iba a ser los Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol. ¿El desenlace? Desgraciadamente para los Suns el peor posible: otra derrota, esta vez por 4-2 y la sensación de que se acababa una época. Amare Stoudamire abandonaba el barco y Phoenix Suns no volvería a pisar la tierra prometida de los Playoffs. 

Visto en perspectiva no es difícil adivinar el asunto que impidió a los Suns de D´Antoni y Nash visitar las finales de la NBA y ganar el anillo: la paupérrima defensa exhibida durante todos estos años le costó muy caro a la  franquicia de Arizona. Cuanto más se disparaban sus medias anotadoras, más lo hacían los puntos que recibían. ¿Se podía ganar así? En este caso, parece ser que no.  

De todas maneras, thanks for the memories. 


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