Sergio Rodriguez, Sergio
Llull, Felipe Reyes, Rudy Fernández, Jaycee Carroll y Pablo Laso. No busquéis más
razones que la continuidad para la impresionante racha de títulos del Real
Madrid de baloncesto. Seis hombres que se conocen a la perfección, que se
entienden con una mirada y que, además, son buenos de narices, cada uno en lo
suyo. ¿Qué podría salir mal? Obviamente nada. Si al plato de tres estrellas
Michelin que ya forman esos hombres le vas sumando temporada a temporada
especias que le den más sabor o una impresionante decoración para que la
presentación sea propia de un Picasso, el resultado no puede ser otro que
cualquier conjugación del verbo ganar: ganaban, ganan y ganarán.
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Pablo Laso |
La época de Pablo Laso en
Real Madrid ha seguido derroteros bien marcados. El estilo y las victorias
trajeron la continuidad y la continuidad resultó en una identidad. Por cierto,
alabado sea el señor, un estilo atractivo. En esta época oscura por la que
transcurre la ACB en casi todos los sentidos (espectáculo, audiencias, calidad
del juego, competitividad, ascensos y descensos), el Real Madrid ha sido un
faro potente al que la competición se ha podido agarrar. El conjunto blanco ha
sido un trueno ofensivo las últimas temporadas bajo la tutela de Pablo Laso.
Complicado encontrar un equipo en Europa que pueda equiparar su ritmo de juego
y anotación al del Madrid de Laso. “Eeeey,
¿me vas ganando por 10? No te preocupes que en tres minutos pongo las cosas en
su sitio”. Rudy, Llull (un pecado que no haya pisado NBA en mi opinión),
Chacho, Carroll… Pura dinamita. Y dinamita de la que no falla.
Lo curioso es que todo esto
pasaba mientras Laso era cuestionado. Bueno, es que Pablo Laso nunca ha dejado
de estar cuestionado. El técnico de Vitoria ha manejado de la mejor forma
posible la enorme exigencia que supone entrenar a un club como el Real Madrid y
lo ha hecho alejado de los focos, lo que puede que sea incluso más importante.
No debe ser fácil de soportar la crítica cuando ya no es que venga después de
perder un título, sino que viene después de cualquier derrota en la Liga
Regular de la ACB. Todo un ejercicio de paciencia.
Mientras, en el piso de
enfrente, el Barcelona era incapaz de ordenar sus asuntos. Encasillados y
atrapados en una (demasiado) larga época Xavi Pascual, los blaugrana no han
encontrado el antídoto a la regularidad y continuidad del Real Madrid.
Y no es porque no lo hayan
intentado. Tomando como referencia la plantilla del Barcelona en la temporada
2011-2012, año de la llegada de Pablo Laso al Real Madrid, el único jugador que
permanece en la plantilla del Barcelona es Juan Carlos Navarro. Chacho
Rodriguez, Carroll, Llull y Felipe Reyes son los que aún visten la camiseta
blanca. Y Laso en el banquillo por supuesto. Demasiada diferencia, la misma que
parece haber a dia de hoy en la cancha entre ambos conjuntos.
Lo más llamativo es que el
Barcelona solo ha encontrado continuidad en el estamento que ha sido más
criticado: el banquillo. Ahora que parece que la etapa de Xavi Pascual en el
Barcelona llega a su fin merece la pena darle un pequeño repaso.
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Xavi Pascual |
La estancia del de Gavá en
el Barcelona puede dividirse en dos ciclos. El primero fue exitoso y produjo la
consecución de diversos títulos. Desde el año 2008 hasta la temporada 2011-2012 el
Barcelona ganó tres ligas ACB, dos Copas del Rey, una Euroliga y tres
supercopas ACB. A partir de ese momento, la producción se viene abajo. De la
2012-2013 a la 2015-2016 que acaba de concluir, la cosecha ha sido mínima: una
Liga ACB, una Copa del Rey y una Supercopa.
Por H o por B, el Barcelona
ha tenido paciencia infinita con Xavi Pascual. Entrenador defensivo, pero
defensivo de verdad, Pascual no parece haber evolucionado nada en el aspecto
ofensivo y su teórico punto fuerte, la defensa, se ha venido abajo en momentos
decisivos en las últimas temporadas. Del lado ofensivo del balón pareciera que
Navarro en lugar de cumplir años los des-cumplía. Jugadas y jugadas diseñadas
para un jugador que ya tiene 36 años, mientras otros jugadores aprovechables
como Pau Ribas y Alex Abrines sucumbían al banquillo y al escaso protagonismo
que el entrenador les otorgaba.
Como he dicho antes, la
cacareada defensa de Pascual también parece haberle abandonado. En los cuatro
partidos que ha durado la última final de la Liga ACB, el Barcelona recibió
99-90-91 y 91 puntos. Materialmente imposible ganar así.
Con el cese de Pascual se
abre una nueva ventana en el universo ACB. El Madrid realizará sus típicos
reajustes veraniegos e intentará retener al mexicano Ayón, pieza clave y que
parece estar, de momento, fuera del círculo de fieles al club. El Barcelona,
con Jasikevicius (o Sito Alonso) al aparato deberá afrontar decisiones
complicadas: el papel de Navarro, el protagonismo de los ya no tan jóvenes o si
Tomic puede de una vez por todas convertirse en un ganador. Por detrás y
deseando dar otro paso para convertirse en amenazas definitivas, Laboral Kutxa
y Valencia Basket.
Amanece una nueva ACB. Saber quién la domina, será cuestión de tiempo.
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