viernes, 1 de abril de 2016

Segundas partes nunca fueron buenas

Tal vez LeBron James no conozca el dicho que habla de que segundas partes nunca fueron buenas.

El famoso dicho ha sido utilizado, con razón o sin ella, para cualquier tipo de situación. Películas, relaciones amorosas, vueltas de deportistas después de retiradas… nada ha podido escapar a esa afirmación.

Y quizás, solo quizás, acabaremos sumando a esta larga lista, la segunda etapa de LeBron James en el equipo donde inició su carrera profesional, Cleveland Cavaliers.

LeBron James
Después de su periplo exitoso en Miami Heat junto a Wade y Bosh y con cuatro finales y dos anillos, LeBron sorprendía al mundo anunciando la vuelta al equipo de su corazón, los Cavs. Fue una decisión tomada desde lo más profundo de su alma y que en algún momento su carrera iba a llegar. James tenía que volver y lo hacía con una misión muy clara: ganar el anillo con Cleveland Cavaliers y borrar el recuerdo de aquella amarga despedida camino de Florida.



El segundo proyecto de LeBron en los Cavs fue tomando forma a pasos agigantados. El base estrella, Irving ya estaba en el equipo, David Blatt había sido nombrado entrenador previamente y la llegada de Kevin Love completaba un Big Three a priori a la altura del de Miami: Kyrie Irving, Kevin Love y el propio LeBron James. A mediados de temporada llegaban JR Smith, Iman Shumpert y Timofey Mozgov.    



Esta nueva etapa de LeBron en el equipo de su estado parece llevar el sello del escándalo y de la inestabilidad.  

Más de un año y medio después de aquel maravilloso y loco verano, las dudas y los rumores han invadido la franquicia de Ohio. A frenar este proceso, que amenaza con romper una estabilidad que ya de por sí parece frágil, no ha ayudado precisamente el alero estrella. La firma de sus dos contratos, sellados de verano en verano con el objetivo de no atarse cadenas en el tema económico, ha permitido la especulación con su futuro de manera constante. Seguramente se va a quedar en Cleveland pero… ¿y si no?  

Además, para añadir más leña al fuego, se ha hecho público en las últimas semanas su deseo de jugar, al menos, una temporada antes de su retirada con sus más íntimos amigos en la liga, Carmelo Anthony, Chris Paul y su ex compañero, Dwyane Wade. ¿Para Cleveland Cavaliers? No parece muy probable. 

Las relaciones con sus compañeros del nuevo Big Three tampoco han sido una luna de miel. Los rumores e informaciones sobre una posible mala relación con el ala pivot Kevin Love han sido una constante desde que ambos se convirtieron en jugadores de los Cavs.


LeBron James y Kyrie Irving
Por su parte, la situación con Kyrie Irving parece ser algo de última hora pero puede haberse estado cociendo durante cierto tiempo a la sombra de la relación Love- James. La dificultad del base para construir juego y repartir asistencias siempre ha sido un punto de confrontación entre ellos. En los últimos días han salido informaciones sobre que Kyrie Irving querría estar en cualquier franquicia antes que en los Cavs y que se plantearía su continuidad si el Rey decidiera permanecer jugando para Cleveland. De ser verdad, no es la situación perfecta para empezar la lucha por el anillo.    

Pero no acaban ahí los problemas con los que LeBron ha tenido que lidiar. 

Era un secreto a voces que David Blatt no era un entrenador de LeBron James. Y ojo, porque esto va con doble sentido. El primero es, obviamente, que cuando el jugador Akron anunció su vuelta a los Cavs, Blatt ya había sido contratado y anunciado como entrenador. La decisión de contratar a un entrenador sin experiencia NBA, que ya era de por si arriesgada, se convirtió en peligrosa el día que LeBron firmó su contrato. El segundo, es un efecto del primero y hay que encontrarlo apoyándose en unas declaraciones del pivot Brendan Haywood después de que David Blatt fuera despedido. Dudas al cambiar a LeBron, falta de correcciones hacia la estrella del equipo en algunos entrenamientos…  

Sentar a Tyronn Lue (algún día habrá que hablar de cuán desafortunado fue su inicio como head coach en los Cavs) en el asiento del conductor no ha supuesto ninguna mejora en la marcha del equipo ni a nivel cuantitativo ni cualitativo, prueba irrefutable de que, al menos, aquella fue una discutible decisión. El record de esta temporada con David Blatt a los mandos era de 30-11. Con Tyronn Lue ya han perdido los mismos y solo han podido sumar 23 victorias a su casillero.

Las relaciones en el vestuario tampoco están en su mejor momento e incluso ha habido feos desplantes con el nuevo entrenador. El último de ellos se produjo cuando Shumpert le colocaba de malas maneras su toalla en el hombro después de un tiempo muerto. Las imágenes de LeBron “ejerciendo” de entrenador tampoco ayudan demasiado a construir una imagen creíble de Tyronn Lue.

Pero más allá de los números están las sensaciones. Despistes y mala actitud defensiva general y que provocan enfados de manera recurrente en el líder del equipo, un ataque en el que solo LeBron James parece ser un valor seguro,  irregularidad en los últimos partidos (6-4 en los últimos 10) y dificultades para amarrar el primer sembrado de la Conferencia Este.  

Llegados a este punto merece la pena hacerse dos preguntas, ¿Cuánta paciencia está dispuesto a tener LeBron James con los Cavs, con su entrenador y con sus compañeros? Complicado adivinarlo, pero no parece que mucha. LeBron no muestra mucha confianza en Tyronn Lue y no sería ni mucho menos descartable un cambio de entrenador cuando acabe la temporada. Por otra parte, la posibilidad de volar en el periodo de agencia libre va a provocar que la gerencia de los Cavs tenga que hacer un gran esfuerzo para contentar a ¿su? estrella. Por último, James ha dado muestras públicas de desesperación por la defensa y la actitud de sus compañeros. Para muestra un botón.
La segunda cuestión es, por supuesto, si los Cavaliers pueden ganar el anillo. A día de hoy parece que las opciones y las esperanzas de Cleveland Cavaliers para lograr el anillo pasan por hacer valer la superioridad de su plantilla en los playoffs de la Conferencia Este y esperar a que el cansancio acumulado en unos, presumiblemente, salvajes duelos finales en el Oeste pasen factura a la hora de los encontronazos por el título. 

Porque ahora mismo los Cavs parecen eso, una gran plantilla. Y ya.

No son el equipo más unido (inserte casi cualquier equipo del Este que vaya a entrar en Playoffs aquí), no son el mejor entrenado (hola Toronto Raptors, hola Boston Celtics) y no parecen ir sobrados de regularidad y confianza (LeBron queda fuera de esta afirmación).

Los Playoffs son un momento loco de la temporada y todo puede pasar pero, a día de hoy, es difícil pensar que LeBron será capaz de borrar el sello de fracaso a su segunda etapa en Cleveland Cavaliers. 

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