lunes, 21 de abril de 2014

Lo que Dixie ha separado, que alguien lo vuelva a unir.

A día dos de marzo Indiana Pacers lucía como, tal vez, el candidato número 1 al anillo de la NBA. Aquél maravilloso día los Pacers recibían a los Jazz con un record de 45-13 y dominaban la liga con puño de hierro, porque pese a alguna derrota salpicada y totalmente normal y sus recurrentes problemas  para anotar con cierta fluidez, todo aquel que veía a Indiana Pacers podía sacar la misma conclusión: jugaban como un equipo, como un equipo bastante bueno. Indiana conseguía el triunfo contra Utah con algo más de sufrimiento del normal y sumaba una  victoria que les colocaba con un maravilloso 46-13. El problema es que ese día la fiesta para los dos máximos puntales del equipo, Roy Hibbert y Paul George, no acabaría en la pista. Se cruzaría en su camino Dixie, y ya nada volvería a ser como antes. La fan de bonito nombre acabaría retozando en la cama con el gigantón y el alero del equipo. Un trio en toda regla. Pero según diversas informaciones, un trio con accidente. Con cruce de espadas nada más y nada menos entre compañeros que se ven todos los días las caras.

Azares del destino, o no, los siguientes cuatro partidos que jugarían los Pacers acabarían con derrotas. En dichos encuentros Paul George tendría una serie de tiro lamentable, 21 de 58. Roy Hibbert, favorito para mejor defensor del año por aquellos tiempos, aguantaría el tipo pero su temporada entraría irreversiblemente en una espiral negativa de la que aún lucha por salir. En los últimos 23 partidos los Pacers amasarían un record de 10-13 y solo la pasividad de Miami Heat les ayudó a conservar el primer puesto. Durante ese proceso, Roy Hibbert ha pasado por diferentes reacciones. Se ha mostrado tristemente hundido la mayor parte del tiempo. Como si la cosa no fuese con él, como si Dixie hubiese dejado huella, como si ya no hubiera nada por lo que luchar. Roy Hibbert ha dejado pasar rebotes, canastas, tapones y actitudes defensivas y ofensivas. En partidos enteros ha parecido vivir atormentado por algo que pasó aquella noche, absolutamente descoordinado con sus compañeros. Tan evidente ha sido esto que hemos perdido la cuenta de los pases perdidos después de bloqueo y continuación. Podrían haber sido un centenar, no lo dudéis. Solo un día Roy decidió alzar la voz. Fue para acusar a sus compañeros, no dio nombres, de egoístas. ¿Se llevaría Paul George esa acusación al plano íntimo?

Y si el gigante del trio ha estado de capa caída, que decir de Paul George. Ha tenido otro tipo de caída, probablemente menos visible pero igual de notoria para el equipo. La irregularidad. Visto en perspectiva, Dixie dejó huella ¿verdad? Un par de datos sobre Paul George para iluminaros; desde aquel partido ante Utah solo ha superado en tres partidos los 20 puntos con al menos un 45% de acierto en tiros de campo. En el camino hacia el socavón deportivo en el que están los Pacers, Paul George ha tenido partidos horrorosos, con porcentajes tan bajos que no podrían ser más bajos (0 de 9 ante Charlotte). Lo peor es que no ha sido capaz en ningún momento de echarse el equipo al hombro y ejercer como líder. Ni una sola declaración en la que diera muestras de compañerismo y unión. Ni una sola declaración de apoyo a Roy Hibbert, que en realidad es el que más palos se ha llevado de todo el equipo.

Ayer comenzaron los Playoffs para Indiana. Los que en algún momento pensaron que su bajón de juego se debía a la poca competitiva Conferencia Este y que todo volvería a la normalidad en postemporada esperaban una reacción del equipo. Los que por algún casual pensábamos que Indiana en tiempo de Playoffs dejaría sus diferencias en los vestuarios y saldría a jugar como un equipo esperábamos una reacción. Ambos nos dimos una buena torta. Indiana sucumbió ante Atlanta Hawks en un ejercicio de incertidumbre e incoherencia. Empezó el partido con dos canastas. Una de Hibbert y otra de West. A partir de ahí todo se acabó. Desubicado, superado, poco participativo, fallón. Son algunos de los adjetivos con los que se puede calificar la actuación del gigante de Nueva York ayer. Los problemas de Indiana no acabaron ahí. Paul George apenas pudo embocar 6 de los 18 tiros que intentó.


Indiana vive bajo el hechizo de una mujer. Una mujer llamada Dixie. Una mujer sin rostro que ha dividido un vestuario. Por el bien de la NBA y por el bien del espectáculo, lo que Dixie ha separado, que alguien lo vuelva a unir. 

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