¿Cómo decir donde te has
escondido? ¿Cómo explicar que un día entraste en otra dimensión de la que aún
no has salido? ¿Cómo contarnos que no eres feliz jugando al deporte que hace
tres meses dominabas? ¿Como hablar de que no puedes meter una canasta, coger un
rebote o poner un tapón desde tus 220 centímetros de altura? ¿Como poder
confesar lo inconfesable? Roy Denzil Hibbert sufre. Mientras sus actuaciones
individuales generan miles de comentarios críticos en las redes sociales su mente
quiere llorar porque aun no entiende en que momento inició el camino de
imparable a caricatura, de estrella a hazmereir. Su rostro es la mejor muestra
de que no entiende nada, de que no sabe a donde fueron sus tapones, su
habilidad con las manos o sus ganas de coger rebotes. Su rostro es el mejor
ejemplo de que a veces es peor no entender nada que perderlo todo, porque el
problema de Hibbert no es lo perdido, es la forma de perderlo.
La involución de Hibbert es
probablemente una de las mayores de la historia dentro del curso de una
temporada. Bien entrada la competición, Hibbert aparecía en todas las quinielas
como favorito a Jugador Defensivo del Año e Indiana era una montaña que parecía
difícil escalar hasta para los dos veces campeones, Miami Heat. Después de la incorporación de Evan Turner y de Andrew Bynum, a Indiana parecía separarle de la gloria segura simplemente los meses. Ahora Hibbert
deambula mas por el banquillo que por la cancha e Indiana Pacers esta en serio
peligro de caer eliminado en primera ronda a manos de un equipo que ni siquiera
cuenta con su mejor jugador, Al Horford. Ayer el pivot de New York pareció tocar fondo en el
agujero sin fin en el que anda metido. En 12 minutos en cancha no fue capaz de
anotar un solo tiro (0/2) ni de coger un solo rebote pese a que es, con
diferencia, el jugador más alto de toda la serie. Fue una demostración de impotencia que hubiera estremecido al tipo más duro del mundo.
E igual que Hibbert sufre, debo reconocer que yo estoy
sufriendo por él. Los dedos le señalan, las miradas le acusan y su
propia actitud le machaca porque no es capaz de mostrar nada de carácter en
toda esta situación. A decir verdad, Roy Hibbert no parece ser el tipo más duro de
mentalidad. Su técnico Frank Vogel le ha mostrado su confianza por activa y por
pasiva y le ha permitido partidos y actitudes que a mas de uno hubieran sacado
de la rotación aguantándole en el quinteto titular. Porque Roy Hibbert lleva dos meses mal, pero ni siquiera ha
aparentado estar bien. Ni siquiera un intento, una señal de que el hoyo mas grande de su carrera pudiera ser algo pasajero La confianza de su entrenador solo se ha
transformado en más perdidas de balón, en más canastas falladas o en una
actitud mas desesperante. Durante los últimos meses, los bloqueos y
continuaciones se han convertido en una pesadilla para Hibbert. Ha parecido
desperdiciar miles de balones aunque seguramente haya sido alguno menos.
¿Que le ofrece el futuro a Roy
Hibbert? ¿Será capaz de dejar atrás todos los problemas y dudas para volver a ser el jugador que algún día fue? ¿Esta capacitado para dar un paso adelante y darle la vuelta a la situación, no ya para este año, sino para el resto de su carrera? Tal vez todo suene ahora demasiado alarmista y exagerado pero por lo pronto y debido a las sensaciones que recibimos parece misión imposible recuperar a Roy Hibbert para la causa de este año que debía ser el del anillo en Indiana. Probablemente una buena temporada baja llena de trabajo y carga de confianza lo pueda solucionar todo... o tal vez no. Sea lo que sea, te esperamos Roy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario