Sólo fue sólo un momento
El giro de una moneda
Lo que dura un parpadeo
Sólo fue sólo un momento
Un tic tac en la cabeza
El chasquido de unos dedos.
Russell Westbrook |
Sirve
la letra de la canción de Pablo Zenet, Lo
que dura un parpadeo, para definir a
la perfección al base más electrizante, veloz y poderoso de la liga, Russell
Westbrook. Un momento. El giro de una moneda. Lo que dura un parpadeo. Un
chasquido de unos dedos. Lo que tarda en cruzar la cancha de costa a costa el
jugador de OKC. Lo que tarda en recibir el balón en su propia cancha y
machacar. No menciono lo que ocurre entre medias porque hay legítimas dudas de
que realmente pase, tan rápido como él lo hace.
Russell
Westbrook es el Quijote de nuestro tiempo. Es la pregunta ¿y por qué no? en persona. Le da igual uno que cinco rivales, igual
que le daría igual si fueran diez. O cien. Los machaca con una descarga, la misma que
siente él con el balón en las manos. Los deja KO. En distancias cortas es
dañino porque su explosividad marca diferencias incluso en situaciones
estáticas. A campo abierto solo hay una palabra para definirle: letal. Es el
mejor jugador de la NBA en esas situaciones, imposible de defender.
Siente
el fuego, cosa que pocos jugadores de baloncesto pueden decir.
A
pesar de ello, jamás ha encontrado Russell Westbrook el reconocimiento unánime
de prensa y aficionados. O le amas o le odias, no hay término medio.
Sentimientos y sensaciones que solo puede provocar un adelantado a su tiempo,
un genio.
Y
ya es hora de decir que Russell Westbrook lo es. Su cohabitación en OKC con
Kevin Durant ha supuesto un serio contratiempo para el base a la hora de recibir el
reconocimiento que merece. “Westbrook es
el problema”. “Westbrook es el problema”. “Westbrook es el problema”. Y así
hasta el infinito. Nos hemos cansado de escuchar esa afirmación cuando Oklahoma
City Thunder no cumplía las expectativas después de sus Finales NBA del año
2012.
Merece
la pena reflexionar acerca de dos cuestiones claves acerca de OKC en los
últimos años. ¿Por qué OKC no ha repetido Finales de NBA? Desde luego que “porque tienen a Russell Westbrook y
deberían buscar otro tipo de base, más pasador” no parece una respuesta muy
apropiada a estas alturas de la película.
Russell Westbrook |
¿Por
qué OKC ha sido competitivo en el Oeste cada una de las últimas temporadas? Dos factores; porque han tenido a Kevin Durant y desde luego porque han tenido a Russell Westbrook.
Porque
Westbrook ha sido el puching ball del Thunder. El aura de intocable y el juego
más convencional de Kevin Durant hicieron girar todas las miradas hacia el
base, al que proponía algo nunca antes visto, jugar con pulsaciones casi
taquicárdicas y velocidades extremas en cada jugada del partido, en cada minuto
de la temporada. El miedo a lo novedoso que tantas veces nos priva de las
mejores sensaciones y experiencias.
Por
suerte, nadie ha podido cambiar la forma de juego del de Long Beach. Cuestión
de carácter, que de eso el bueno de Russell va sobrado.
Pequeñas
muestras de ese indomable carácter las disfrutamos en cada partido, pero la temporada
2014-2015 nos dejó una a gran escala. Con Kevin Durant fuera de juego por sus
interminables problemas físicos, Russell Westbrook se quedó al mando de OKC con
el objetivo de conseguir llevar al equipo dirigido por Scott Brooks a los
Playoffs. No lo consiguió pero, la temporada de Westbrook, llegando hasta el
punto de la extenuación en cada partido, ha sido uno de los mejores regalos
baloncestísticos de los últimos años.
A
Westbrook hubo un tiempo que por criticarle se le criticó todo. Hasta él mismo
llegó a decir después de un partido: “Muchas
de las cosas que hago parecen mucho peores de lo que realmente son”. Busco
y rebusco y no encuentro mejor manera de definirlo como jugador. El abuso de la
crítica, porque con Russell Westbrook todo está llevado en el extremo.
Sus
exhibiciones también. A Westbrook no hay que entenderlo. Hay que verlo. Y sobre
todo no pensar mucho. Si vas al detalle te darás cuenta de que no tiene mucho
sentido encarar el aro cuando se presenta un 1 Vs. 3. Pero él lo hace y la
machaca y lo celebra con la misma fuerza. Tampoco tiene mucho sentido ese tiro
de media distancia cuando nadie va a al rebote. Pero él lanza y la mete. Pues
ya está. Si él no piensa, ¿por qué debemos hacerlo nosotros?
Habitualmente
somos los espectadores los que demandamos ciertas cosas de los jugadores para
sumarnos a sus causas. Con Russell es diferente. Te exige trascender. Te exige
llegar al siguiente nivel. No pienses. No preguntes. No utilices la lógica. Jamás
vayas al detalle.
Tal
vez tengamos que esperar años para poner a Russell en el lugar que se merece.
Quizá, allá por el 2030, cuando la liga esté repleta de prodigios tan físicos
como alocados echemos la vista atrás y nos demos cuenta que el base de OKC es
un pionero, un adelantado a su tiempo, con todo lo que ello conlleva.
Y es justo y necesario que aprendamos a disfrutarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario