A ciertas horas de la noche
la vista se nubla, los parpados empiezan a caer y la cama ejerce una fuerza
gravitatoria casi imposible de salvar.
Stephen Curry |
Todos los que hemos visto
NBA a altas horas de la madrugada conocemos esa sensación. No pasa siempre,
pero pasa. Eso sí, cuando ocurre lo contrario, que un partido te tiene en vilo
hasta el final del mismo, es la sensación más maravillosa del mundo, aunque
luego te cueste dormirte más de lo debido.
Y es lo que me ocurrió
anoche a mí, y me atrevo a decir que a todos, con el partido entre Golden State
y OKC y con la exhibición histórica de Stephen Curry.
Porque a veces uno se atreve
a pensar que ya lo ha visto todo. Pero no. Llega Curry y te provoca sensaciones
y sentimientos nuevos. Te hace levantarte del sofá, te provoca un escalofrío en
el cuerpo, no puedes evitar llevarte las manos a la cabeza y, desde luego, si
fueran horas más decentes, los gritos serían inevitables. Y eso solo te lo provocan los genios.
Este domingo por la mañana
lo he escrito en twitter y lo repito en este pequeño artículo: mido lo que pasó
anoche con Stephen Curry en el Warriors- OKC por la necesidad que tuve de
contarlo a otras personas; a amigos anoche antes de irme a dormir y a mi padre
esta mañana.
Porque Stephen Curry te hace
amar el baloncesto y que los demás también lo hagan. Machaca todos los cánones
de lo que entendemos como un buen tiro. Lo ejecuta desde distancias imposibles,
con un defensor en la cara y con el cuerpo en una posición cuanto menos dudosa.
Y la mete. Una detrás de otra. Es una locura, pero es lo que hace. En su
maravilloso partido contra OKC tenemos ejemplo para cada una de las tres
situaciones.
Stephen Curry |
Define el partido desde 9 metros, no por imperiosa necesidad de ejecutar el tiro, pues tenía espacio y tiempo para seguir avanzando. Lo define desde los 9 metros porque está a gusto tirando desde los 9 metros, de locos ¿verdad?
Con 93-98 en el marcador a
favor de OKC, Curry cruza la mitad de la cancha botando. Draymond Green bloquea
al defensor de Klay Thompson cerca del tiro libre y este amaga con hacer lo
propio con el de Curry. Westbrook se despista una décima preparándose para un
bloqueo que nunca llega. A Curry no le hace falta más. 8 metros, pies a
diferentes alturas y bombazo. Y a ver como defiendes eso.
El último ejemplo. Curry en
fuego después de haber anotado dos triples consecutivos. Steven Adams (que no
es precisamente pequeño) enfrente en un extremo de la cancha. ¿Qué importa?
Arriba, adentro y baile para celebrar.
Parece pronto para
establecer los límites de Curry. Anoche batió su propio record de triples en
una temporada cuando aún quedan 24 partidos. También igualó los 12 triples en
un partido de Bryant y Marshall, y parece cuestión de tiempo que lo supere. Una
puta locura.
Con 27 años en el carné de
identidad y con la etiqueta de mejor jugador del mundo más que merecida, solo
el tiempo dirá dónde colocar a Curry en la historia. Para lo que no hay que
esperar ni un solo segundo más es para afirmar que jamás hemos visto nada
parecido al estilo de juego Curry.
Y al menos por eso, ya será
recordado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario