lunes, 30 de noviembre de 2015

Gracias Kobe

... por haber elegido el baloncesto.
... por hacer volar mi mente mientras tú volabas en la cancha.
... por hacernos soñar, ¿quien no se ha imaginado siendo Kobe Bryant en una cancha de baloncesto?
... por la manera en la que has amado el baloncesto durante todos estos años. Tú pasión por el juego ha llenado el corazón de millones de personas.
... por los tiros metidos pero también por los fallados. Bueno, sobre todo por los fallados, porque eran los que te hacían volver a tirar con más ganas.
... por salir andando de la cancha con una rotura en el tendón de Aquiles.
... por haber vencido al oso tantas y tantas veces.
... también por no haber sabido retirarte a tiempo.
... por anunciar tu retirada con el suficiente tiempo para poder disfrutar o sufrir tu última temporada en activo como realmente te mereces.  
... por las noches en las que veías el aro como una piscina pero también por las noches en las que sentías que el aro era una miniatura y que era imposible que el balón entrara.
... por la noche de los 81 puntos a los Raptors. Un partido de otro tiempo.
... por las incontables canastas ganadoras... y por las que fallabas empeñado en lanzar aunque hubiera 4 rivales encima tuya.
... por los imposibles escorzos a la hora de entrar a canasta.
... por formar parte de una de las dinastías del siglo XXI.
... por los duelos con LeBron James. Tan diferentes pero tan buenos ambos.
... por las peleas con Shaq. Debió ser divertido aquello.
... por los días de Navidad en los que se convirtió en una tradición ver una enorme actuación tuya.
... por haber permanecido fiel a una franquicia durante toda tu impresionante carrera. Es una de las cosas que más grande te hace.
... por haber intentado recordarnos a Michael Jordan en cada movimiento, en cada lanzamiento.
... y sí, por haberlo conseguido muchas veces.
... por haber sido tan bueno en ataque que se nos olvide esto: 9 veces en el mejor quinteto defensivo de la NBA.
... por aquel concurso de mates del 97. Y también por el mate a los Nets. Muchos años entre medias y la misma bestia.
... por ser la ´mamba negra` y por ser ´vino`.
... por todo lo que has provocado a nivel baloncestístico, periodístico...
... y por mil cosas más.

Imagen USA Today 



 
 


viernes, 28 de agosto de 2015

Un reto de grandes dimensiones

Afronta España en el Eurobasket un reto de dimensiones considerables. Solo hace falta ver la convocatoria definitiva emitida por Sergio Scariolo para darse cuenta. Los pivots Marc Gasol y Serge Ibaka, los bases Ricky Rubio y José Manuel Calderón y el escolta Juan Carlos Navarro son algunos componentes de la columna vertebral de la selección española en los últimos años. Cuando España salte a la cancha para enfrentar a Serbia el día 5 de septiembre ninguno de los mencionados estará allí. Bajas que cambian un equipo. Pero, ¿Cambian el objetivo? Más tarde volveré a esta cuestión.

La lista de ausencias provoca un efecto dominó en lo que a responsabilidades dentro del equipo se refiere. Obviamente Pau Gasol seguirá siendo el faro alrededor del cual el equipo gire. Importante su presencia por el compromiso que demuestra. Tiene 35 años y su carrera con la selección más que hecha. Podría hacer lo que le diera la gana y nadie debería criticarlo. Decide y va con la selección a pesar de que probablemente y aparte del Eurobasket y la clasificación para los Juegos, en septiembre también se juegue su crédito por ser prácticamente la única referencia del equipo (aunque debería tenerlo absolutamente a salvo).

Imagen vía COE
Con las bajas ya mencionadas, el bloque de los jugadores del Real Madrid en la selección (Llull, Rudy, Felipe y Chacho) debe dar un par de pasos adelante en todos los sentidos. Otra vez saludos a Orenga por el tema Felipe Reyes. Después, aparecen un par de jugadores que han entrado en las convocatorias definitivas con cierta asiduidad en los últimos años (Claver y San Emeterio) pero que tenían un protagonismo mínimo. Ellos también deben responder. Luego están Guillem Vives, Willy Hernangómez y Pablo Aguilar. ¿Qué papel van a jugar dentro de la selección? Parece que mínimo y tal vez es mejor que sea así. Dejo a Nikola Mirotic para nombrarlo el último porque tengo serias dudas de cómo va a responder. El chico es muy bueno pero tengo mis dudas de que vaya a encontrar su sitio ideal en el esquema de Scariolo. Veremos, porque al final, los buenos son buenos y no hay más que hablar. Un Mirotic entonado en el Eurobasket daría otra dimensión a España.  

La segunda dificultad para España proviene de los rivales a los que se va a tener que enfrentar en el Eurobasket, ya desde la primera fase. El equipo de Scariolo comparte grupo con Islandia, Alemania, Italia, Serbia y Turquía. Una vez descartada a Islandia (sería más que un milagro que tuviera la más mínima oportunidad), quedan cuatro puestos para cinco equipos. Echemos un vistazo. Alemania con Schroeder- Nowitzki- Pleiss. Italia con Gallinari- Datome- Bargnani- Belinelli o Aradori (que me expliquen el motivo de la pasta a la que se paga su triunfo). Serbia con Teodosic- Bjelica- Bogdanovic- Raduljica. Y Turquía con Ilyasova y con una lista de jóvenes jugadores que siempre dan que hablar. Exigencia máxima desde el primer día que enlaza con el siguiente tema a tratar.



¿Cómo llega España a la cita? ¿Tú lo sabes? Yo no tengo ni idea. España ha sufrido en la preparación para ganar contra Venezuela (el partido más útil hasta ahora) y ha  vapuleado por ejemplo a Macedonia. ¿Qué nos indica esto? Nada. El combinado nacional ha vuelto a recorrer España de punta a punta, se supone que con la intención de afinar su puesta punto. Ya. Contra Venezuela y Macedonia. Y sin salir del país a probar un mínimo ambiente hostil o un arbitraje  al menos dudoso.  No me extenderé mucho en este tema porque hay algún muy buen artículo sobre la Ruta Ñ con el que estoy muy de acuerdo y que lo explica mucho mejor de lo que yo podría hacerlo. Este por ejemplo:   https://zaidarena.wordpress.com/2015/08/10/enepolleces-2015/

Pero, ¿Qué le vamos a pedir a España? Y sobre todo ¿Está acorde lo que le vamos a pedir con lo que puede dar? ¿Dónde estará en esta ocasión la estrecha línea que separa el éxito del fracaso? España se sitúa segundo favorito al oro en las apuestas detrás de Francia. Teniendo en cuenta las innumerables ausencias, deberíamos de recibir esto como un enorme halago. La gente confía en el equipo y viendo la trayectoria de la selección tal vez deberíamos hacerlo todos. A España, los aficionados, le pediremos al menos la presencia en la final del día 20 porque somos así, de naturaleza inconformistas con lo que no depende de nosotros. Esa es la última y más grande dificultad: contentar al aficionado. Personalmente y viendo todas las dificultades arriba mencionadas (bajas, rivales, tal vez escasa preparación), no estoy listo para decir que si el equipo de Scariolo no gana una medalla el campeonato sea un fracaso. Creo que lo que si se debe pedir es asegurar el Preolímpico (del 3º al 7º clasificado en el Eurobasket acudirán) y a partir de ahí soñar. España, sin duda, enfrenta ante su mayor reto de los últimos años.


Como siempre, el tiempo dirá. Del 5 al 20 (esperemos seguir  en competición a esas alturas) de septiembre encontraremos todas las respuestas a tantas preguntas entorno a la selección. Solo hay que esperar.          

domingo, 2 de agosto de 2015

Difícil de entender

Bueno, realmente este chico no era el mejor. No era el que más anotaba (salvo excepciones de tronío como aquel magnífico partido en el Staples), no era el que más asistía, no era seguramente el mejor líder dentro del vestuario, ni el mejor defensor del mundo. Pero no lo necesitaba. Y eso es lo mejor que puedo decir de él. Era especial por sí solo. Por su historia, por sus dificultades y sus excentricidades. También por sus locuras. Le amabas o le odiabas y yo, lo reconozco, estaba en el primer grupo porque la historia de Gilbert Arenas es pura inspiración, aunque acabará todo lo mal que nos podemos imaginar.

Me da pena entrar con la curiosidad de un adolescente en la ficha de Gilbert Arenas y ver la edad que tiene. 33 años cumplidos en enero. Y retirado. En una NBA en la que las carreras son cada vez más longevas, Gilbert Arenas lleva sin jugar para un equipo de la mejor liga del mundo desde el año 2012, cuando tuvo un corto escarceo con Memphis Grizzlies. Fue su último equipo NBA antes de probar suerte en un baloncesto al alza pero que sin duda parecía quedarse corto para sus cualidades como jugador, el baloncesto chino. Poco duro la aventura. Retirada definitiva y final a una historia de amor, la de Arenas con el baloncesto, que sobrevivía a duras penas y maltrecha desde hace años.

Hay tantas cosas que contar de la vida y obra de Gilbert Arenas que uno tiene serias dificultades a la hora de empezar. Merece la pena hacerlo por la tristeza del final, la que empezó con el desmoronamiento de su rodilla y que tuvo como colofón su problema con las armas y un compañero de equipo, Javaris Crittenton. En la cresta de la ola de una carrera que acababa de empezar, Gilbert Arenas pasaba de jugar 74 partidos en la temporada 2006-2007 a apenas 15 en las dos temporadas siguientes. Un absoluto desastre provocado por la endeblez de las articulaciones más castigadas en el baloncesto. El principio del fin.

Sin embargo, Gilbert no había sido ni el primer jugador ni el último con problemas de rodillas. Las lesiones le habían empujado al ataúd pero nadie le había puesto clavos. Él podía luchar por salir y volver a un nivel decente como tantos jugadores que, con mayor o menor éxito, regresan a jugar en la NBA y recuperan la sonrisa con un balón de  baloncesto. El de Tampa no pudo. El mismo fue quien puso los clavos al ataúd como jugador de baloncesto. La temporada 2009-2010 iba a traer consigo uno de los episodios más graves y vergonzantes de la historia de la NBA. Un vestuario, unos compañeros, armas y deudas de juego. Crittenton perdiendo a un conocido juego de cartas, Arenas poniendo ese punto picante que a veces sobra, amenazas y encontronazo en el vestuario con armas. Un espectáculo dantesco que acabó con la reputación del base- escolta, antes de eso un tipo simpático.  

Las pistolas mejor guardadas Gilbert

El final fue tan triste y grotesco y se dilató tanto en el tiempo (2007, su primera lesión, hasta 2012 su retirada definitiva) que puede que se nos haya olvidado la calidad y el tipo de jugador del que estamos hablando. Tal vez el partido más recordado de Arenas fue una visita de su equipo, los Wizards, al Staples Center para enfrentarse con los Lakers de Kobe Bryant. 60 puntos y 8 asistencias con esos aires de suficiencia, con esa cara de “como si os queréis poner los cinco y todo el banquillo delante, la voy a meter”. Y la metía. Fue su mayor exhibición. Kobe Bryant solo podía decir esto al acabar el partido:  

"But [Arenas] individually, it's funny. He doesn't seem to have much of a conscience. I really don't think he does. Some of the shots he took tonight, you miss those, and they're just terrible shots. Awful. You make them and they're unbelievable shots. I don't get a chance to play him much, so I haven't gotten used to that mentality of just chucking it up there. He made some big ones, but I'll be ready next time."

Un jugador con la frialdad y la decisión pare desenvolverse con éxito en el clutch time. Letal desde la media y larga distancia y capaz de hacer destrozos en las defensas con su capacidad de penetrar. Un trabajador incansable, un entregado al baloncesto obsesionado con mejorar que llegaba a entrenar 10 horas al día, muchas de ellas en la cancha de su mansión.


Tres veces All- Star, tal vez no recibió el reconocimiento que merecía por ser contemporáneo de otros anotadores más salvajes como Kobe Bryant o Allen Iverson. Otra dificultad más para un hombre que tuvo que superarlas desde que era niño, cuando su madre adolescente perdió la custodia y fue su padre sin recursos el que se hizo cargo de él. Esa época de idas y venidas construyó la que es, tal vez, una de las personalidades más especiales de toda la historia de la liga.      

Las anécdotas de Gilbert Arenas son innumerables y a mi modo de ver insuperables. Excéntricas e incómodas para su condición de profesional como la de jugar partidas de poker en los descansos de los partidos. Otras que explican su dura mentalidad como la de vestir el número 0 porque su entrenador colegial le dijo que esos eran los minutos que iba a jugar (ay los entrenadores). Y otras desagradables como defecar en las zapatillas de un novato y otras inspiradoras como el proceso anterior al lanzamiento de los tiros libres.

¿Un ángel o un demonio? No sé. Al fin y al cabo alguien con una historia maravillosa y por lo leído y visto con una forma de ser arrolladora, de esas que crean filias y fobias. Alguien hecho a sí mismo que sigue dándonos noticias geniales: hace unos días saltaba a la luz que había sido expulsado de una feria por conseguir demasiados peluches. Simplemente, Gilbert Arenas. No habrá nunca nadie como el Agente Zero.  

sábado, 18 de julio de 2015

¿El futuro sonríe a los Lakers?

Si. Después de varias temporadas transitando por el oscuro túnel de las derrotas y enlazando dos temporadas sin Playoffs por primera vez desde 1974-75 y 1975-76 la sonrisa vuelve a aparecer en el rostro de los seguidores angelinos, aunque  sea con precaución. No han sido estos años fáciles para la franquicia californiana. Después de alzar el campeonato en la 2009-2010 frente a los Celtics, no han vuelto a tener oportunidad de luchar por el campeonato, ni tan siquiera por el título de Conferencia Oeste. Tres estrepitosas caídas en Playoffs (4-0 frente a Dallas en 2011, 4-1 contra OKC en 2012 y el 4-0 que los Spurs le endosaron en 2013) antes de enlazar las dos temporadas sin presencia en postemporada que antes comentaba. En resumen, lejos de la excelencia en la que estaba instalada la afición del Staples.  

Para un equipo acostumbrado a ganar siempre, una pesadilla. La apuesta de juntar a Nash y Howard con Bryant y Gasol fue un auténtico fracaso al más puro estilo Payton+ Bryant+ Malone+ O´Neal. La edad y el físico de Nash y la madurez (por escasa) de Howard hundieron un proyecto que tenía muy buena pinta. A partir de ese momento todo fue cuesta abajo. Y sin frenos. El excesivo contrato de Kobe Bryant limitaba movimientos en los despachos y su repentina racha de lesiones graves limitaba el potencial de Lakers en la pista, además en el momento en el que la Conferencia Oeste más competitiva se tornaba. Perder a Pau Gasol en la agencia libre del año pasado era otro duro golpe en la línea de flotación.

Todo esto aderezado por la mala e ineficaz gestión del equipo por parte del entrenador D´Antoni y los rechazos continuos en la agencia libre por parte de las estrellas de la liga. Carmelo Anthony hace un año o Greg Monroe, LaMarcus Aldridge y DeAndre Jordan hace apenas semanas elegían otros destinos que les alejaban de Hollywood. La mala suerte no parecía tener fin. La plaga de lesiones se llevaba por delante a la elección de primera ronda del draft de 2014, la gran esperanza del año, Julius Randle que se lesionaba de gravedad en el primer partido de la temporada y era baja para todo el año.   


Años duros para los seguidores de los Lakers que parecen a punto de acabar. Lo primero que llama la atención de cara al futuro es que los Lakers pasan de tener más de 67 millones comprometidos en salarios esta temporada (séptimo equipo que más) a apenas 19 para la 2016-2017, lo que le dará una importante flexibilidad. Roy Hibbert, nuevo pivot angelino está en su último año de contrato y esta temporada recibirá 15 millones. Obviamente no los vale por su nivel de juego actual y eso es una ventaja para Lakers. Un buen rendimiento puede empujar a la franquicia a ofrecerle un contrato no muy excesivo al ex jugador de los Pacers, pero con su historial de irregularidad, el equipo tendrá que ser cuidadoso a la hora de apretar el gatillo. Pero sobre todo cuando esta temporada finalice, finalizará con ella el tóxico contrato de Kobe Bryant, 25 millones para 2015-2016 lo que supondrá un increíble descargo en las cuentas. 

El panorama pues, cambia y mucho. Jordan Clarkson parece estar consolidándose como un robo del draft y si confirma lo de la temporada pasada será un valor seguro para Byron Scott. Julius Randle es una bestia y seguramente la lesión en la pierna solo haya supuesto un retraso a la hora de demostrarlo y D´Angelo Russell, número 2 del último draft tendrá todos los minutos imaginables para demostrar que los Lakers no se equivocaron a la hora de elegirle por encima de Okafor. Y Larry Nance Jr. despunta en la Summer League con buenas armas físicas y defensivas.

Ellos parecen ser la base del futuro de los Lakers. Están en proceso de acabarse los tiempos de Kobe Bryant como rey de Los Ángeles Lakers por muy extraño que nos parezca. Si Kobe decide continuar jugando más allá de esta temporada muy probablemente renueve por el equipo con un salario de bajo impacto que permita a la franquicia buscar agresivamente a los mejores agentes libres disponibles, la asignatura pendiente en los despachos de California en los últimos años. El objetivo número 1 parece que debe ser claramente Kevin Durant, que si decide salir de OKC tendrá una larga lista de equipos dispuestos a firmarle. Los Lakers tienen el dinero necesario para ser uno de los favoritos a hacerse con él.

Queda lo más difícil. Hemos visto miles de reconstrucciones quedarse en el camino  y la de los Lakers por supuesto puede ser una de ellas. Sin embargo cuenta con tres aspectos importantes a la hora de construir un proyecto ilusionante: Talento joven en la plantilla, dinero suficiente para invertir en agentes libres y el encanto indudable que tienen como franquicia. A los fans de los Lakers les empieza a salir una media sonrisa. Probablemente dentro de poco se convertirá en entera.

 

martes, 14 de julio de 2015

Ganadores y perdedores en la agencia libre

Con todos los jugadores importantes acomodados en sus nuevos o antiguos equipos llega la hora de hacer balance de los ganadores y los perdedores que nos deja la agencia libre.

Ganadores

San Antonio Spurs

Esta selección es relativamente fácil. San Antonio Spurs hizo todo perfecto y no falló al apretar el gatillo. La renovación de Kawhi Leonard era el requisito número uno para tener un gran verano. Hecho. La vuelta de Tim Duncan y Manu Ginobili era el segundo paso para considerar exitosa la temporada baja de los Spurs. Hecho. A partir de ahí llegó lo más difícil. El juego de la seducción surtió efecto con LaMarcus Aldridge y el ala pivot llevará sus muchas cualidades a Texas. David West dejaba en un segundo plano el dinero para enrolarse en un equipo candidato al título y elegía al equipo de Popovich que además se hacía con el pivot más dominante de Europa, Marjanovic. A falta de últimas posibles sorpresas (¿Ray Allen?), San Antonio ha cimentado ya su candidatura de cara al anillo de la temporada 2015-2016.

Los Angeles Clippers

Los Clippers lucharon con uñas y dientes por DeAndre Jordan y la cosa les salió de cara. Y sí, cara también. Sin embargo era un riesgo (el de sobrepagar) que debían correr porque Jordan se ha convertido en una pieza fundamental en el sistema defensivo de los Clippers y no hay mejor finalizador para las bombas de CP3. Si los rumores de que quiere más protagonismo en ataque no son ciertos, los Clippers podrán ser completamente felices. Otros movimientos importantes han sido los fichajes de Wesley Johnson y Cole Aldrich, jugadores que prometen ser importantes en la rotación, una rotación que promete ser más profunda y peligrosa después del traspaso que realizaron por Lance Stephenson.   

Miami Heat

Otra obra maestra de Pat Riley para poner a Miami Heat como uno de los candidatos a dar la sorpresa en la Conferencia Este. La continuidad de Luol Deng, Dwyane Wade y Goran Dragic pinta clave para la próxima temporada en Florida pero es que además han llegado veteranos como Amare Stoudamire o Gerald Green, necesarios en todos los equipos ganadores. En el Este, este roster asegura presencia en Playoffs y pone a Miami Heat rumbo a un buen puesto en post- temporada.    

Milwaukee Bucks


Decisión difícil pero creo que justa y necesaria la de incluir a los Bucks en esta lista. Los Bucks, que ya visitaron los Playoffs el año pasado, amenazan con convertirse en series candidatos en la Conferencia Este si el fichaje de Greg Monroe funciona. Khris Middleton ha sido recontratado y ambos junto con Giannis Antetokoumpo, MCW y Jabari Parker forman un quinteto de lujo para la actualidad y para dentro de cinco años.  Y Jason Kidd a los mandos. Una locura. 


Perdedores

Dallas Mavericks

No es necesario entrar en detalles de todo lo que ha pasado con DeAndre Jordan porque es una historia mil veces contada a pesar del poco tiempo que tiene. Dallas Mavericks necesitaba a Jordan para cubrir el hueco Tyson Chandler dejaba al irse a los Suns y lo tenía en la mano pero se les escapó. Los últimos rumores indican que Dallas Mavericks puede estar detrás de JaVale McGee. Todo dicho. Wesley Matthews es un consuelo que no alegrará las vidas de los aficionados de los Mavs porque no emociona tanto como Monta Ellis y la llegada de Deron Williams es más un misterio que otra cosa porque desde que salió de Utah su carrera ha entrado en una decadencia que amenaza con continuar en la franquicia de Mark Cuban.  

Portland Trail Blazers

Las cosas se ponen duras cuando pierdes en un solo verano a cuatro de tus cinco titulares. Si, al menos les queda el mejor pero perder a LaMarcus Aldridge, Robin Lopez, Nico Batum y Wesley Matthews les hace directamente merecedores de entrar en la lista de grandes perdedores de la agencia libre a pesar de algún movimiento interesante como la adición de Mo Harkless. Portland ha sido durante las últimas temporadas un equipo seguro a la hora de conseguir victorias pero parecen encaminados sin remedio alguno a una reconstrucción.  

New York Knicks

He mantenido dudas sobre incluir en este artículo a los Lakers o a los Knicks, pero creo que a fin de cuentas los de la ciudad de Los Angeles salvaron con mejor nota la agencia libre que los Knicks. Robin Lopez será el cinco titular en  NY la temporada que viene  y tendrá otra oportunidad de demostrar que puede mantenerse saludable (solo en dos temporadas consiguió jugar los 82 partidos) y que puede ser un pivot de referencia en la débil Conferencia Este. Arron Afflalo es un seguro de vida que tendrá rendimiento y las adiciones de Derrick Williams o Kyle O´ Quinn están demasiado lejos de lo que esperaban los seguidores de los Knicks. Huele a otro año feo en New York. 


Brooklyn Nets

Me sigo rascando la cabeza con la unión Andrea Bargnani- Lionel Hollins porque a pesar del bajo precio por el que los Nets consiguieron al italiano creo que son como la noche y el día en cuanto a forma de ver el baloncesto. La desintegración en los Nets sigue vigente y esta vez es Deron Williams el que abandona el barco. El castillo de naipes construido para ser candidato al anillo sigue cayendo y no parece que haya nadie dispuesto a frenar la caida.  

lunes, 13 de julio de 2015

Reconstruyendo lo construido

Espero la temporada, más por curiosidad que por ganas, en la que San Antonio Spurs no sea un firme candidato a levantar el título en julio. Hace tiempo que perdí la cuenta de cuantas van ya. ¿10? ¿15? ¿20? Desde que Gregg Popovich asumiera el mando del equipo en 1996, 18 partidos después de iniciar la temporada regular, San Antonio se ha convertido en un reloj suizo, en un monstruo de precisión y fiabilidad que deja clara una cosa a sus rivales de conferencia: solo hay siete posiciones de Playoffs por las que luchar. La octava tiene nombre y apellido.


Más allá de lo increíble que es que solo en esa temporada inicial (incompleta para Pop) el equipo se perdiera Playoffs, llama la atención la capacidad que han tenido los Spurs de reinventarse en una liga en la que sí es complicado alcanzar el éxito, más lo es mantenerse en él.


Son de sobra conocidas las elecciones de draft de Pop que acaban convirtiéndose en jugadores claves en la consecución de campeonatos. Parker (nº 28 en el draft de 2001), Manu Ginobili (nº 57 en el draft 1999), el movimiento por Kawhi Leonard (nº 15 en el draft 2011) o el brillante futuro que seguro le espera a Kyle Anderson (nº 30 en el draft 2014) son algunos de los ejemplos de porque los Spurs siguen ganando después de tanto tiempo. La pescadilla que se muerde la cola. Si ganas, eliges tarde en el draft, por lo que se hace más difícil acertar. Y Popovich acierta.    

Y la historia amenaza con continuar. En un movimiento maestro, Popovich ha conseguido atraer este verano a San Antonio al uno de los agentes libres más cotizados disponibles, LaMarcus Aldridge, que decidió llevarse sus 23 puntos y 10 rebotes camino de Texas para compartir pintura con Duncan. Es muy probable que a Tim y a Manu (Tony Parker aunque parezca mentira aún tiene 33), les quede poco en el tanque. Bien. La pareja Leonard- Aldridge convierte automáticamente a los Spurs en candidatos a todo durante las próximas cinco temporadas. Asi funciona San Antonio. 


Por otro lado, el verano va a dejar otro regalo a los aficionados de los Spurs, este tal vez más inesperado. Después de rechazar una pasta, David West se dejaba seducir por la oportunidad de conseguir el ansiado anillo y firmaba por San Antonio. Otra de las consecuencias de ser un ganador: te da la oportunidad de que agentes libres veteranos aún muy aprovechables quieran jugar en tu equipo.  

Reconstruir lo que ya está construido y que además funciona. Popovich lo sabe. La NBA no para. Los movimientos no deben parar y más cuando tienes a tiro de piedra algo grande como LaMarcus o en menor medida David West. Popovich y los Spurs han sido por regla general poco activos en la agencia libre a lo largo de la historia. Manu Ginobili, Tim Duncan, Tony Parker y Kawhi Leonard solo han vestido la camiseta en la NBA la camiseta de la franquicia de Texas. No los busquen. No hay en la liga cuatro jugadores de la talla de los nombrados que compartan equipo y que jamás hayan jugado para otro. Los Spurs son especiales.

Cuando comience la temporada 2015-2016, San Antonio Spurs volverá a ser un serio candidato al anillo. Un quinteto con Tony Parker, Danny Green, Kawhi Leonard, LaMarcus Aldridge y Tim Duncan y un banquillo compuesto por Patty Mills, Ginobili, Kyle Anderson, Diaw, West y el gigante Marjanovic es más que suficiente para colocarles en el primer puesto en la parrilla de salida junto con los Warriors o los Cavs.

Los partidos y el tiempo pondrán a cada uno en su sitio, pero lo que no se puede negar es que San Antonio Spurs y Popovich han hecho otra vez un gran trabajo. 

sábado, 11 de julio de 2015

Locura y vértigo en Arizona

En una liga como la NBA, hay dos cosas muy complicadas de conquistar a nivel de equipo. La primera es conseguir que con el paso del tiempo el público te recuerde a pesar de no haber levantado el título a final de temporada y la segunda perfeccionar un estilo de juego hasta el punto emocionar y hacer vibrar al espectador. Los Phoenix Suns de Mike D´Antoni, Steve Nash y Amare Stoudamire maravillaron al mundo del baloncesto desde el primer día que se encontraron, allá por el año 2004, cuando Nash llega a Phoenix desde Dallas.  


Esta es, en cierto modo, una historia de protagonistas desacreditados y olvidados en la actualidad. Los tres actores principales de la película que nos ocupa tuvieron serios problemas una vez salieron de Phoenix, el lugar que les vio en el pleno éxtasis como jugadores y entrenador: Steve Nash tuvo problemas al alargar en exceso su carrera en Los Ángeles, Mike D´Antoni decepcionó como entrenador en sus siguientes aventuras y Amare Stoudamire, por culpa de las lesiones, perdió la alegría y electricidad en sus piernas que tan efectivo le había hecho. 


El run and gun, el corre y dispara es una ofensiva tan fácil de explicar como parece. Correr, correr y correr. Lanzar tan pronto como sea posible. Y anotar claro. Y eso fue lo que hizo Phoenix Suns desde 2004 hasta 2010. Las estadísticas son claras y hablan por  sí solas. De la temporada 2004- 2005 a la 2009-2010 solo en una de ellas Phoenix Suns no lideró la lista de equipos más anotadores. La confianza y acierto con la que desplegaban los jugadores la ofensiva de menos de siete segundos era digna de ver. Velocidad para desbordar las defensas rivales.  

Steve Nash fue sin ningún tipo de duda la pieza clave para los Suns durante estos años de locura y vértigo. Sus dos premios MVP (2005 y 2006) fueron el agradecimiento de la liga a una máxima que se perpetuó partido tras partido durante esas temporadas: daba gusto ver jugar a Steve. Su dominio del pick and roll, que con tanta maestría realizó con Amare durante las temporadas que coincidieron en Arizona, es lo primero que llamaba la atención de su juego. Los huecos imposibles que solo él veía a la hora de hacer un pase y que te hacían preguntarte: ¿Dónde narices estaba ese hueco? Pero lo verdaderamente especial es que Steve hacía que el pase sobre el que giraba la pregunta se renovara en cada ataque. Un continuo show sin final, acompañado de un tiro letal desde la larga y la media distancia que quedaba empañado por su capacidad para el pase. Una luz fija que brillaba en una época difícil para los armadores puros. 

El canadiense tuvo en su mejor socio a Amare Stoudamire, el chico que lo finalizaba todo, la bestia que hacía temblar los aros de las canchas NBA. Steve Nash le encontraba cuando ni siquiera le buscaba. El don que tienen los grandes jugadores. Amare supo aprovecharse de ello y forjo una fama de superestrella que tal vez no le pertenecía. Pero no se le puede negar a Stoudamire el hecho de que se convirtió en el mejor finalizador de la liga durante todos esos años.    

Conviene también dar su parte de crédito a un entrenador que en la actualidad carece de ello. Mike D´Antoni no ha tenido ni suerte ni acierto en los Knicks y en los Lakers, pero lo que construyó en los Suns junto con Steve Nash merece la pena ser recordado. Dio las riendas del equipo al base canadiense (el simple hecho de entregar las riendas de un equipo a un jugador no es fácil para un entrenador) y cargó las baterías de los jugadores de confianza para que cualquiera de ellos pudiera y se atreviera a tirar en situaciones cómodas. Su trabajo defensivo, como siempre, no fue el mejor pero merecía la pena ver cada jugada desde que un jugador de Phoenix cogía el rebote defensivo. Eran pequeños placeres que al final del partido te hacían sentir pleno.   

Shawn Marion, Boris Diaw, Raja Bell, Leandro Barbosa, Joe Johnson o Jason Richardson fueron algunas de las otras piezas necesarias e importantes para el éxito de los Suns de D´Antoni. Las piernas que podían seguir el ritmo impuesto por Nash y las manos que eran capaces de finalizar con acierto cualquier situación de contraataque.   


De la temporada 2003-2004 a la 2004-2005 todo cambió para los aficionados de los Suns. Tras un record de 29-53 en la 2003-2004 en la que lo único positivo fue la llegada al banquillo de D´Antoni, los Suns cosechaban más del doble de victorias yéndose hasta las 62 victorias en la 2004-2005, aprovechando la llegada de Nash, la explosión de Amare y las buenas temporadas de Joe Johnson o Shawn Marion. Phoenix tenía el campeonato de división y enfocaba los Playoffs con todas las expectativas hasta que en las finales de Conferencia se encontraban con la que iba a convertirse en su bestia negra en las siguientes temporadas, San Antonio Spurs, que acababa con las esperanzas con un contundente 4-1.

La época triunfal de la franquicia de Arizona había llegado y Phoenix Suns encaraba la temporada 2005-2006 con las expectativas por las nubes y la responsabilidad de hacerlo bien aunque ya sin la presencia de Joe Johnson. Phoenix conseguía otro título campeonato en su división y acababa con los Lakers (susto incluido) y los Clippers para plantarse en por segunda temporada consecutiva en las finales de Conferencia Oeste, esta vez para enfrentar a Dallas Mavericks. Esta vez era Dirk Nowitzki quien iba enterrar las opciones del equipo de D´Antoni.

Comenzaban las dudas. ¿Se podía levantar el título, conseguir un anillo, con el estilo de juego desenfadado que llevaba a cabo Phoenix Suns? Phoenix era el equipo más brillante de los últimos años en ataque pero el peor de la liga en defensa y eso parecía no tener solución.  

La temporada 2006-2007 ofrecía otra oportunidad al equipo de D´Antoni, pero el nudo y el desenlace fue desgraciadamente el mismo. Una buena Regular Season permitía a los Suns alzar el título de campeón de división con 61 victorias pero el destino les acabaría cruzando con los Spurs en semifinales de Conferencia Oeste. Y los Suns volvieron a recibir un gancho de derechas en el rostro por parte de Popovich y los suyos cayendo por 4-2 y dejando claro que San Antonio se había convertido en un equipo que se les daba especialmente mal.

Porque la relación Spurs- Suns no iba a concluir en ese punto. En la temporada siguiente volvían a cruzarse en Playoffs, esta vez en la primera ronda y el resultado iba a ser aún más traumático, 4-1 y la sensación de impotencia, de que no había nada que los Suns pudieran hacer para superar el escollo que San Antonio suponía cada temporada para ellos. La temporada 2007-2008 traía consigo además un sorprendente movimiento por lo que la incorporación de O´Neal, el pivot más dominante de los últimos tiempos suponía para el estilo de los Suns. 


Pero el mayor cambio en la estructura de los Suns iba a llegar en el verano de 2008. Mike D´Antoni dejaba de ser entrenador y Alvin Gentry asumía el mando. En una Conferencia Oeste cada vez más competitiva, 46 partidos ganados no iban a ser suficientes para amarrar los Playoffs. Con Gentry se perpetuaban los mismos problemas que bajo el mando de D´Antoni habían evitado un mayor éxito en Playoffs. La mala defensa hacía sombra a un ataque que seguía siendo uno de los mejores de la liga. 

Con Nash cumpliendo años irremediablemente y con Amare en problemas con las lesiones, los  Suns iban a encontrar una última oportunidad, tal vez la más inesperada, en la temporada 2009-2010, ya sin O´Neal en la plantilla. El destino les tenía reservado una pequeña venganza  frente a los Spurs en semifinales de conferencia. Un sorpresivo 4-0 les llevaba hasta las finales de conferencia por tercera vez en seis años. El rival esta vez iba a ser los Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol. ¿El desenlace? Desgraciadamente para los Suns el peor posible: otra derrota, esta vez por 4-2 y la sensación de que se acababa una época. Amare Stoudamire abandonaba el barco y Phoenix Suns no volvería a pisar la tierra prometida de los Playoffs. 

Visto en perspectiva no es difícil adivinar el asunto que impidió a los Suns de D´Antoni y Nash visitar las finales de la NBA y ganar el anillo: la paupérrima defensa exhibida durante todos estos años le costó muy caro a la  franquicia de Arizona. Cuanto más se disparaban sus medias anotadoras, más lo hacían los puntos que recibían. ¿Se podía ganar así? En este caso, parece ser que no.  

De todas maneras, thanks for the memories. 


jueves, 11 de junio de 2015

¿Por qué Dellavedova está teniendo éxito en la defensa sobre Curry?

El factor X. El australiano Matthew Dellavedova ha asaltado por sorpresa y por la fuerza las Finales de la NBA y ha conseguido  dos cosas inesperadas antes del salto inicial del primer partido: 1. Tener absolutamente desesperado y fuera de ritmo al MVP de la temporada 2014-2015 y 2. Tener a su equipo (LeBron mediante por supuesto) mandando por 2-1 cuando se cuentan con los dedos de la mano las personas que daban un duro por ellos.

Dellavedova es la cara del cambio. Cleveland está marcando la diferencia en la defensa. Las finales han tornado en un duelo equipo defensivo Vs. equipo ofensivo con la presencia del mejor jugador del mundo, LeBron, en el defensivo. Y ese duelo equipo defensivo contra ofensivo lo hemos visto otras muchas ocasiones saldándose con el éxito del equipo perteneciente al primer grupo. Pero ¿Cómo se ha convertido Cleveland en una pesadilla para los Warriors a nivel defensivo?

Parece obvio que el guion de las finales hubiera cambiado de contar Cleveland con Irving y con Love (otro saludo para Varejao), pero todas esas bajas han cambiado el guion previsto hasta límites insospechados. La presencia de Dellavedova por Irving y la capacidad reboteadora del ofensivamente torpe Thompson han puesto en serias dificultades a los mega favoritos Warriors.

La relación Dellavedova- Curry me recuerda, y no puedo evitarlo, a la relación Allen- Durant cuando se han enfrentado Grizzlies y Thunder en Playoffs y Tony ha intentado, con cierto éxito, parar a Durant. Dellavedova está instalado en la cabecita de Curry y va a luchar para quedarse hasta el final de la NBA. Steph, el tipo más rápido del universo del baloncesto sufre para sacar un tiro claro y Dellavedova está convirtiendo los tiros difíciles que Curry suele anotar con facilidad en imposibles. Los números son excepcionalmente claros en este sentido y marcan la diferencia cuando Curry es defendido por Delly o cuando lo intenta cualquier otro miembro de la plantilla de Cavs. 


Pero, ¿por qué consigue Dellavedova desesperar a Curry, al mejor jugador de la temporada NBA? Primero por la persistencia y la capacidad de reacción. Dellavedova está consiguiendo tapar tiros después de hasta tres movimientos del tipo más rápido de la NBA. 


Primera opción de tiro. Curry no puede lanzar y busca el movimiento. 


Después del movimiento, segunda opción de tiro. Dellavedova sigue encima.



Otro movimiento y tiro. Dellavedova aún puede molestar. Tiro fallado.

La defensa de la línea de pase está siendo otro punto clave en la defensa de Delly a Curry. Evitar que la estrella del equipo contrario reciba es probablemente la tarea más complicada defensivamente hablando. Todos le buscan, todos quieren que reciba. Dellavedova ha estado brillante en la línea de pase, evitando que reciba o al menos complicándole la recepción. 


(Os prometo que lleva unos 6-7 segundos así, sin darle una opción para que reciba).

Otro punto importante es la utilización del cuerpo. Cuerpo, cuerpo, cuerpo. El contacto físico contra un jugador como Curry, poco físico, es importante. Y Dellavedova está siendo una lapa, de la que Curry no se está pudiendo separar.  



El balón a cinco metros. Él chocando con Curry. Desgaste y más desgaste. Curry lo nota.

Y por último y tal vez la razón más importante del éxito defensivo de Dellavedova es el factor huevos. HUEVAZOS. Este chico, se los está echando. 


¿Alguien duda de que se va a llevar el balón?

La serie avanza y los Warriors son el mejor equipo de la NBA, por lo que pueden darle la vuelta sin lugar a dudas. Pero no siempre gana el mejor. A veces también ganan los cojones. Los de Dellavedova. Veremos.  

* Por aquí os dejo los dos partidos de Dellavedova. Game 2 y game 3 

https://www.youtube.com/watch?v=Op04VjvcpBY

https://www.youtube.com/watch?v=zwTAyByZnWc


lunes, 18 de mayo de 2015

Triunfo por insistencia

A la tercera fue la vencida y el Real Madrid se alzó con su novena Copa de Europa de baloncesto en una noche inolvidable en el Palacio de los Deportes.
  
Eso es lo primero que honra a este Real Madrid. Dos batacazos previos no pudieron ni con la ilusión ni con el proyecto, aunque bien es cierto que este se tambaleó en algún momento y las derrotas amenazaron por cobrarse la cabeza de Pablo Laso. Pero aquello no ocurrió y hoy el Madrid recoge sus frutos.

Don Pablo Laso Biurrún tiene esa pinta de tipo amable y simpático que tan pronto puede jugar a tu favor como jugar en tu contra. No ayuda a ello (si al ojo, que lo disfruta) el estilo de juego que el Madrid ha desplegado desde que en 2011 llegará al banquillo blanco. Un juego desenfadado y agresivo en el aspecto de ataque pero que en ocasiones ha adolecido de la seriedad defensiva que requieren los grandes logros. ¿Se podía ganar así? A estas alturas de la película la pregunta parece una inmensa gilipollez. Y lo es. Como también lo era sin novena Copa de Europa.

No creo que exista una sola persona en el mundo del baloncesto que no se alegre del triunfo de Pablo Laso. Me atrevo a decir que al baloncesto europeo le iría muchísimo mejor si más entrenadores quitaran los grilletes a sus jugadores y les dejaran jugar como ellos saben. Pablo Laso ha recibido muchas ostias por ello pero jamás ha cambiado su estilo. Vivir y morir con tus ideas. 
  
Claro que, en Europa no hay plantilla comparable a este Real Madrid. Hoy se hace difícil no empezar por un jugador como la copa de un pino. Chapu Nocioni cambió la final e imprimió al Real Madrid el carácter necesario para enfrentarse a un equipo que pretendía hacer de ese mismo carácter su mejor arma. Corrió, taponó, defendió y mostró sus 35 años de veteranía aunque pareciera que tenía 20. MVP justo y necesario.

Como justa y sobre todo necesaria fue la exhibición de Jayce Carroll en el tercer cuarto. Tres disparos desde la larga distancia cuando más apretaba el Olympiacos. Su temporada de altibajos llegó al Everest cuando más se necesitaba. Como hacen los grandes.

Chacho, Rudy, Llull y Felipe. Las caras del equipo. ¿Qué no se ha dicho de Chacho? La imaginación al poder, la sonrisa de Europa, el atrevimiento en persona. El siguiente quizás sea el jugador más odiado y querido (solo por su afición) del panorama europeo. Rudy despierta los sentimientos más profundos del corazón. No contaré los que me despierta a mí porque no viene al caso pero, los únicos jugadores capaces de eso son los mejores. Rudy lo es. Al nivel que Rudy enciende pasiones, Llull enciende sus motores. Nadie en Europa es capaz de frenarlo en campo abierto, tal vez alguien le debería proponer el reto de ver si en Estados Unidos pueden. Felipe, el emblema. Si juntan los huevos de Felipe con los de Nocioni sale una tortilla de Record Guinness.



El juego interior ha sido el quebradero de cabeza por excelencia de este Real Madrid, y no solo esta temporada. Un Bourousis que desconectó del equipo hace meses, un Mejri que no destaca en Europa y al que parece, según algunos rumores, que quieren en Cleveland (intentad no reíros) y un Slaughter siempre cumplidor en todo aquello que no sale en la planilla al final del partido. Ante tal panorama apareció en los últimos meses de competición el que se suponía fichaje estrella del Real Madrid por el enorme mundial que hizo. Gustavo Ayón. El viernes cerraba bocas (la mía incluida) con un partido para recordar, haciendo de todo y bien. 

Jonas Maciulis y K.C. Rivers. El lituano apareció cuando menos se le esperaba. O tal vez cuando más se le esperaba por su condición de lituano. Canastas claves, carácter y pelea en el rebote. Tres facetas mágicas en las que se definía el partido de hoy. Y allí estuvo Jonas.  K.C se ha consolidado a lo largo de la temporada como el pegamento que todo equipo necesita. Su firma en la final la dejo con el +20 que tuvo el equipo mientras el danzó por la cancha.

Y este (sumando a Campazzo por supuesto) es el Real Madrid campeón de Europa. El Real Madrid que reconquista el título baloncestístico más importante del continente después de 20 años y que además enjuaga  el mal sabor de boca de las finales perdidas. Un campeón merecido y que entra directamente en las páginas de historia doradas del Real Madrid.

P.d.1. Felicidades a todos los madridistas y disfrutad de lo conseguido.

P.d.2. Me apetece comentar por aquí una cosa que me ha molestado viendo el partido de hoy en Digital +. Loncar cantando “corto” en los triples antes de que tocaran el aro los balones. QUIERO VER POR MI MISMO SI ENTRA O NO LA CANASTA. GRACIAS.

jueves, 14 de mayo de 2015

Como hemos cambiado

Permitidme que comience este articulo sobre Blake Griffin con un pasaje de un antiguo artículo que escribí sobre él, allá por el año 2012 y que me parece de suma importancia rescatar: “Va con el primero. Bota, flexiona piernas y lanza. También grita, justo cuando el balón sale de sus manos, como si se imaginara lo que iba a pasar. Su primer lanzamiento no toca ni tan siquiera aro, simplemente roza la red por fuera. Airball. Va con el segundo, mismo procedimiento y desgraciadamente para él mismo resultado, incluso peor”. Data esta pequeña historia, real como la vida misma de cuando Blake Griffin vivía una pesadilla cada vez que visitaba la línea de los tiros libres. Desgraciadamente para él, esta no fue la única vez que salió en los momentos deportivos de la semana por lanzar airball desde el 4.60, el arte más fácil y a la vez más complicado del baloncesto.
  
Era algo mucho más habitual de lo deseable y un síntoma de una enfermedad mayor: Blake Griffin no podía meter una canasta desde le media o larga distancia. Su mecánica de tiro era horrible y su rango se limitaba a los alrededores del aro. Obviamente empezaban a aparecer las dudas sobre el futuro. Griffin era una autentica bestia, un espécimen capaz de machacar en cada posesión pero ¿qué sería de él en el futuro si no era capaz de añadir a su repertorio un decente tiro de media distancia y unos movimientos para empezar a bailar en la pintura? Las defensas tomaban nota y le defendían a dos metros acrecentando aún más unas dudas que ya venían impuestas.

Parece mentira, y si no lo es solo puede explicarse por una mejora a través de duras sesiones de trabajo, que el chico al que se podía defender a dos metros sin excesiva preocupación, que coleccionaba airball en tiros libres y del que se decía, no sin cierta razón, que solo sabía machacar, sea Blake Austin Griffin. Y parece mentira porque el Griffin de 2015 es el jugador total. Sigue siendo una bestia cara al aro pero ahora ha añadido movimientos en la zona y un más que curioso tiro a media distancia. Además rebotea y ¡¡asiste!! Y aquí es donde vienen mis dudas… ¿por dónde empezar a explicar esta evolución?



Creo que lo mejor será hablar primero sobre la parte del juego que me motivó en 2012 a escribir sobre Blake Griffin: los tiros libres. Pueda parecer esta de los tiros libres una cuestión menor, pero sin duda no lo es. No es solo los puntos que te dejas en el camino (que se lo pregunten a su compañero DeAndre Jordan) sino la diferencia de confianza que recibe la mente del jugador después de anotar o fallar un tiro libre.

Como Blake Griffin ha estado en los dos extremos bien lo sabrá. Desde el inicio de su andadura en la liga el ala pivot de los Clippers ha vivido una intensa mejora en este apartado. Desde 52% de acierto en su segundo año en la liga al 73% de esta. Y no solo eso, sino una efectividad manifiesta cuando el balón arde en las manos: en el séptimo partido de la serie contra San Antonio Spurs se fue hasta un maravilloso 10/11, con un 76% de efectividad en el cómputo global de los siete partidos. Frente a los Rockets se mantiene en un 72.

El segundo punto a tratar, con especial mimo, es el rango de tiro porque es probablemente el mayor factor diferencial del Blake Griffin 2012 y el Blake Griffin 2015. En 2012, su tiro de media distancia distaba mucho de suponer un peligro real y regular para las defensas rivales. Hoy en día, si le flotas a cinco metros del aro, estas muerto. Como hemos cambiado. Y relación estrecha con este mejora, una de las muchas causas del efecto ha sido el cambio en la mecánica de tiro. Blake tira mucho más suelto, y no es esta una afirmación al azar sino una consecuencia visible de una mayor confianza y por supuesto de un arduo trabajo realizado, sobre todo, verano tras verano.

La progresión natural de Griffin, aun 26 años, hace temer a sus rivales sobre la opción de que incluso pueda convertirse en una amenaza más allá de la línea de tres puntos. Por ver está. Pero sería imparable.   

Y el tercer punto. Los pies. Esos que les permiten  habitualmente saltar por encima de rivales y destrozar canastas sin piedad empiezan a moverse, sin ser aun nada del otro mundo, empiezan a moverse con sentido debajo del aro. Es tal vez la faceta del juego en la que  Blake Griffin tiene más margen de maniobra, pero la cosa promete.  
  
Obviamente todo esto es fruto de un excelente e intenso trabajo, sobre todo en los meses de verano. "We got to the point where we were making 500-plus shots every day" decía Griffin sobre sus intensas jornadas de trabajo veraniego. 500 tiros cada día. El resultado lo vemos y disfrutamos hoy en día. Blake Griffin es una locura de jugador. No hay duda de que estamos viendo al mejor Blake Griffin de su carrera y además el funcionamiento del equipo está siendo maravilloso. ¿Hasta dónde puede llegar? ¿Cómo era aquello? Ah sí, no hay que ponerle puertas al campo y el de Blake Griffin crece día tras día. 

jueves, 16 de abril de 2015

El equipo que enamoró

En el baloncesto existen maravillosas historias que van más allá del simple triunfo. Hay equipos que jamás olvidaremos y que dejan un legado imborrable que no consiguen coronar con un anillo en los dedos de los jugadores que lo forman. Vengo aquí a traer el recuerdo de uno de esos equipos: los Sacramento Kings de finales del siglo anterior y principios de este. El primer recuerdo, y lo quiero contar rápidamente porque me quema, que me viene a la cabeza pensando en los Kings de aquel tiempo no es una jugada ni un partido especial. Ni siquiera un texto. Es simplemente una frase que leí en la maravillosa guía que la revista NBA fabricaba y fabrica cada año. La frase decía, más o menos literal, lo siguiente: “ni aunque una manada de búfalos destrozara el ARCO Arena este equipo podría quedar fuera de Playoffs”. Una frase simple pero efectiva que servía para explicar a la perfección el nivel que llegaron a alcanzar los Kings en aquellos excitantes años.

Una vez saciada el ansia de la frase que salía de mis dedos vamos a los hechos y los componentes. Existe entre los aficionados al baloncesto y especialmente a la NBA una regla de oro; si recuerdas los cinco nombres del quinteto titular pasados unos años es que fue un gran equipo. Vlade Divac, Chris Webber, Peja Stojakovic, Doug Christie y Jason Williams primero y Mike Bibby después superan holgadamente esa prueba de fuego. En 1998, Rick Adelman llegaba a la franquicia para dirigir al equipo en la temporada 1998-99 y sucesivas. El técnico, de una marcada tendencia ofensiva había tenido anteriormente dos experiencias en los banquillos. En los Blazers, con Terry Porter y Clyde Drexler había sido capaz de llegar a las finales de la NBA en dos ocasiones aunque ambas sin anillo. Antes de su llegada a Sacramento, Adelman tuvo una breve experiencia de dos años en Golden State. La temporada anterior al aterrizaje de Adelman en el banquillo Sacramento, con Eddie Jordan en los controles, había finalizado con un más que discreto 27-55.


Sería aquel un verano clave en la construcción de los nuevos Kings. Aparte del entrenador llegaban cuatro pilares del equipo que más tarde maravillaría nuestros ojos. El veterano y curtido en mil batallas Vlade Divac regresaba a la NBA dispuesto a poner al servicio de sus nuevos compañeros la experiencia adquirida en Lakers y Hornets. Sacramento Kings había encontrado a su pivot y por supuesto algo más. La experiencia e inteligencia de Vlade serían claves en lo que Adelman quería empezar a construir. Chris Webber, número 1 del draft de 1993 completaba ese mismo verano un extraño camino para un hombre de su calidad y condición: pisaba su tercer equipo en apenas su sexto año en la NBA. A ellos dos se sumaban un Jason Williams elegido séptimo en aquel draft y un Peja Stojakovic que aterrizaba una vez completada su formación en Europa.

Los resultados no se hicieron esperar y el equipo pasó de ganar el 33% de sus partidos al 54% (27-23) y consiguiendo pisar unos Playoffs que pronto se convertirían en una rutina para ellos. El cambio más radical se producía sin lugar a dudas en el plano ofensivo. Sacramento pasaba de ser el vigésimo segundo equipo más anotador de la competición a ser el primero. Tres de las nuevas adquisiciones del equipo copaban los tres primeros puestos de anotadores y los Kings empezaban a ser cuanto menos interesantes de ver. Aún quedaba mucho por crecer pero era un inicio prometedor. Comenzaba la temporada 1999-2000 con potentes ilusiones y un quinteto titular sólido en el que todavía no entraba con regularidad Stojakovic. A estas alturas los Kings ya eran sin duda el mejor equipo ofensivo de la liga y volvían a conquistar el título a conjunto más anotador. Sim embargo, la otra parte del juego, la defensa, no funcionaba tan bien. Los Kings recibieron aquel año la friolera de 102 puntos por juego y caían en primera ronda contra los que serían campeones, los Lakers.

Y llegó Doug Christie. Como agua de mayo. El especialista defensivo que el equipo tanto estaba necesitando. Y como ocurriera antes con la llegada de los cuatro jugadores claves en el verano 98 todo volvió a cambiar, pero esta vez sin que nada cambiara: seguían ganando y volvieron a hacerse con la corona de equipo más anotador pero esa temporada rebajaron seis puntos la media de recibidos. Y aquel año por fin encontramos el quinteto titular que fue el paraíso para los amantes del buen baloncesto: Williams, Christie, Stojakovic, Webber y Divac. Desde el banquillo jugadores como Bobby Jackson, Turkoglu, Funderburke o Pollard. La participación de la segunda unidad durante estos años merece un apartado especial y por supuesto lo tendrá un poco más adelante. No es posible detallar con palabras hasta qué punto los Kings hicieron del baloncesto un espectáculo digno de admirar durante la temporada 2000-2001. El atractivo y morbo que despertaba un jugador como Jason Williams era extremadamente bien acompañado por la calidad interior y el carácter de Divac y Webber, por el tiro de Peja y por la intensidad de Christie. Incluso Sports Illustrated se animaba a darles su portada con un título inequívoco: “The Greatest Show on Court”. Clasificaban por supuesto para Playoffs donde en primera ronda conseguirían vencer a Phoenix, pero en segunda se encontrarían con el iceberg que les había hecho naufragar el año anterior y que les haría naufragar al siguiente, los Lakers.


El factor banquillo, como he mencionado antes, merece un apartado especial en la historia de estos Kings. Bobby Jackson, Hedo Turkoglu, Scott Pollard, Brad Miller o Gerald Wallace fueron algunos de los jugadores que salieron desde el banquillo en los años dorados de los que disfrutaron los Kings. La prueba de que no eran solamente un quinteto bonito. Había allí jugadores dispuestos a dejarse la piel saliendo como suplentes.  

La temporada 2001-2002 traía un cambio sustancial en la composición del equipo. El disloco pero hipnótico y efectivo Jason Williams abandonaba el barco y llegaba un nuevo timonel, Mike Bibby, procedente de Vancouver. El estilo no iba a cambiar y el objetivo de la temporada ya no podía ser otro: vencer a los Lakers y conquistar el anillo. La forma en la que los Kings jugaban había enamorado tanto a aficionados y críticos que Phil Taylor escribía en Sports Illustrated: “Sacramento presents a perfect oportunity for the NBA to celebrate a style of play… The only thing better than watching the Kings run would be seeing the rest of the league catch up”. La temporada siguió derroteros esperados y Sacramento ganó 61 partidos, perdiendo apenas 21. Las dos primeras series de Playoffs no supusieron un problema y eliminaron a los Jazz y los Mavs en un total de 9 partidos. Llegaban las finales de la Conferencia Oeste ante el equipo al que querían vencer fuera como fuera. Contaban además con el factor cancha a favor. Y en el sexto partido y con 3-2 a favor de los Kings, y por lo tanto dos oportunidades para cerrar la serie, llegó el horror. Considerado abiertamente como uno de los peores arbitrajes de la historia, los oficiales no dejaron ganar a Sacramento aquel partido en Los Angeles. El séptimo partido, en Sacramento, fue la puntilla final para unos Kings a los que les pesó la rabia acumulada en el sexto juego.  

A partir de ahí todo pareció torcerse. Para la temporada 2002-2003 Sacramento volvía a ser favorito en la Conferencia Oeste pues no había tocado ni un ápice de su extensa y espectacular plantilla. La temporada regular fue tan buena como la anterior y los Kings se clasificaron como primeros a Playoffs. Superando otra vez a su víctima favorita, los Jazz, se plantaron en una batalla en las semifinales de conferencia frente al joven equipo de Dallas Mavericks. Las lesiones apartaron a Chris Webber de cinco de los siete partidos de aquella magnifica serie y eso fue demasiado para Sacramento que caía en el séptimo partido. Parecía que la magia que había rodeado de alguna  forma el proyecto desde su creación (no es fácil atraer a cuatro piezas claves y un entrenador para un proyecto ganador en solo un verano) se iba viniendo abajo por la edad de algunos componentes como Divac y por el exceso de oportunidades perdidas. El sabor agridulce empezaba a ser demasiado conocido para los aficionados de los Kings que sin embargo aún tuvieron que sufrir más caídas tempranas en las temporadas siguientes. En la 2003-2004, Minnesota acabaría con ellos también en segunda ronda mientras que las dos siguientes temporadas la primera ronda sería el techo. Es la última temporada de Rick Adelman, la 2005-2006 la más rara, pues no cuenta en plantilla con ninguno de los cinco hombres a los que tan bien había hecho jugar durante tantos años.

Nunca jamás podremos hacerle justicia al equipo que Rick Adelman dirigió durante sus años en Sacramento. Solo la presencia de un gigante llamado Lakers y liderado por uno de los mejores entrenadores de la historia privó a Sacramento de luchar por un anillo que sin duda alguna se merecían. Yo, personalmente, no lo necesito. Disfruté como el enano que era viéndoles y aún hoy disfruto recordándoles. Gracias Sacramento. Gracias Rick.